martes, enero 04, 2011

ECONOMIA USA PODRIA DESPEGAR PERO NO AVANZAR

Economía USA podría despegar pero no avanzar

Por Lorenzo Gonzalo, 4 de Enero del 2011



Es cierto que a Washington se le están agotando los recursos para levantar su economía. El aspecto crítico de esta realidad no radica en un imposible para regresar a un desempleo del 4% y poner a funcionar las nuevas tecnologías que quedaron atascadas cuando Wall Street asaltó los bancos.

Son varios los aspectos y se requiere de un tratado para abordarlos. Levantar al enfermo de la cama y para que pueda dar sus pasos habituales, eventualmente parece posible. Lo delicado es que no recaiga nuevamente como ha sucedido desde hace doscientos años. No me caben muchas dudas que en el centro de todo está el uso indebido de los recursos, aun cuando en apariencias, las cosas se hacen siguiendo los principios de la economía como ciencia.

Falso. No se está produciendo como es debido y la costumbre ha distorsionado y forzado sus mecanismos más elementales.

La producción de nuestros días no está orientada al bienestar y la comodidad de la vida y el trabajo, sino a la posesión de la rareza, lo diferente. Se ha convertido en una enfermedad ser diferente del otro, del vecino, del amigo y el familiar. Lo individual, que es una de las esencias del ser humano, ha cobrado una dimensión patológica. La aplicación de recursos, en producciones capaces de satisfacer esas patologías, significa grandes esfuerzos, utilización de materias primas de existencia finita y un desperdicio pecaminoso del caudal humano. La ironía de ese proceder radica en que el producto final de semejante labor, no sobrepasa la producción de objetos capaces de satisfacer requerimientos colectivos que contribuyan al enriquecimiento del medio.

No se trata de que todos tengan tres pares de zapatos, dos o uno, ni de regularle a otros lo que deben desear y cuáles deben ser sus aspiraciones, sino hacer que la producción permita poseer las cantidades y los objetos, que las necesidades y preferencias de cada cual les dicte. No importa que la falta de una educación de consumo sea necesaria para crear las bases que permitan a cada cual conocer eventualmente mejor sus requerimientos, lo importante es que, cuando se trata de productos esenciales al ser humano para su desenvolvimiento, en una sociedad con un desarrollo técnico dado, tienen que existir por necesidad criterios sociales para balancear las producciones.

Sin embargo, lo que viene ocurriendo es que la producción orientada a un mercado distorsionado por la propaganda comercial, busca diversificaciones, que si bien responden en ciertos aspectos a requerimientos individuales, están impulsados por criterios de ganancias. Esto ha dado lugar a confundir dicha categoría con la eficiencia, con lo cual el uso de recursos pasa a un segundo plano, cuando en realidad es el uso racional de los mismos el aspecto que la define. Eficacia y utilidad son otras de las categorías distorsionadas y cuya afectación causa algunos de los desequilibrios donde se origina las crisis.

Si navegamos por el cúmulo de desviaciones al que ha sido sometida la actividad económica, desde los tiempos que la ciencia, la tecnología y los descubrimientos de científicos del género como Adam Smith y Carlos Marx, junto a otros, cada cual desde su perspectiva, comprobaremos que esa estructura ha sido forzada por la individualidad. Es como una máquina de combustión que no recibe mantenimientos, no le cambian el aceite y la sostienen a velocidades que no es capaz de soportar su ingeniería. Ninguna estructura puede ser sometida a usos que no respondan a su dinámica. Cuando los factores directrices conciben la posibilidad de rediseñarla, generalmente no siguen el hilo conductor que le dio origen. Intentar crear otra cosa para hacer lo mismo con mejores resultados, es tarea del tiempo y en algo tan delicado como la economía, de la cual dependen las personas para comer, cobijarse y sostener lo existente, erradicarla para perseguir un proyecto que carece de ruta crítica, es suicida. Eso ocurrió con el llamado socialismo real.

En un artículo reciente de Larry Magid, columnista de Huffington Post, dice que, sin dudas la invención ha llegado a una fase de enorme desarrollo y crecimiento, pero que él aboga porque este año diminuya. “No debemos continuar arreglando lo que no está roto” dice. Esta aseveración tiene que ver con el uso indebido de recursos, lo cual atenta contra la eficiencia de la economía. La ganancia de unos pocos no significa la presencia de una producción eficiente, porque la economía no está orientada al entretenimiento de personas en particular, ni surgió por capricho de alguien, sino como resultado de la acción colectiva. Su necesidad fue un conjunto de requerimientos para la supervivencia. Esto no lo dice Magid, pero está en el espíritu de su señalamiento.

A pesar de que los procedimientos para rescatar la economía parecen estar agotados en Estados Unidos, ciertas cosas pudieran hacerse, sin plantearse aún asuntos como los mencionados, los cuales significarían orientar el sistema económico vigente hacia otro rumbo. Aun cuando en esencia esos cambios no pueden hacerse, al menos el tiempo ha demostrado que se puede recurrir a la heterodoxia. Roosevelt, Kennedy, Johnson y el mismo Nixon acercándose a China, son algunos de los buenos ejemplos.

El problema grave es que los mecanismos obligados que se crearon por la fase de expansión económica desencadenada por las nuevas maneras de producir, se complicó a su vez con acciones militares y posesiones territoriales, que dieron lugar a un laberinto con escasas salidas.

El desmontaje de esos procedimientos, en un mundo que ha reaccionado con violencia a lo anterior, es esencial como paso previo para que el enfermo permanezca más tiempo valiéndose por sí mismo.

Mientras no se aborde con seriedad y se enfrenten con todas las tensiones que puedan implicar, a las fuerzas que presionan para continuar con las andadas que son causantes parciales de la crisis, no habrá futuro resplandeciente para la economía de Estados Unidos.

Si las políticas continúan como tradicionalmente han sido, la economía podría despegar, pero no podrá avanzar porque nuevas crisis la llevarán al retroceso social de siempre.

Si solamente buscamos complacer a una minoría, cuya desproporción respecto a las mayorías es cada día mayor, entonces no tendríamos más que hablar, pero seguramente habríamos de enfrentar muchos peligros.

Esperemos impacientemente para ver, quiénes y cómo, le ponen el cascabel al gato.

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