viernes, diciembre 10, 2010

LOS COMPROMISOS DE OBAMA

Los compromisos de Obama

Por Lorenzo Gonzalo, 9 de Diciembre del 2010



Los sucesos últimos acaecidos en Washington, donde el Presidente Obama ha optado por apoyar la suspensión de los recortes de impuestos a los ricos, aprobada en la época de George W. Bush, confunden a muchos y complace a otros.

Confunden a quienes votaron por Obama en las elecciones presidenciales y complace a aquellos que en el afán de salir de la crisis, optan por la negociación y un gobierno tranquilo sin roces partidistas.

A cambio de la decisión del Presidente, la promesa republicana es apoyar una extensión a las ayudas por desempleo, las cuales terminan en breve y significarían dejar en la calle sin un centavo de ingreso a cerca de siete millones de personas.

Los expertos y asesores de la Casa Blanca alegan que el circulante que se mantendrá en la calle ayudará a la creación de empleos, toda vez que favorecerá sostener el aumento de la demanda.

La economía es una ciencia compleja, donde no basta con que las personas requieran de una serie de objetos, sino que además tengan el dinero para obtenerlos. Dentro de ese espectro y aceptando que obtengan el instrumento cambiario, es necesario dejar transcurrir un tiempo para que los productos en demanda, no existentes en los anaqueles, sean producidos. Se añade luego el costo de producirlos. Como se trata de una economía donde la anarquía productiva es permitida, hay que contar con la complacencia de los productores en relación a la ganancia que obtengan que, de no ser satisfactoria, suspenden la producción en espera de mejores oportunidades. Esos, y muchos más elementos están envueltos en el resultado final de todo proceso de demanda y oferta.

La crisis económica de Estados Unidos, entre otros factores, es debida a un aumento del desempleo cuyas cifras algunos autores calculan que ya alcanza el 18%. Eso significa que faltan fuentes de trabajo y sabemos que ese hecho está vinculado a la ausencia de una industria manufacturera que se trasladó en el pasado a otros países, principalmente a China. Las razones fueron gananciosas. En esas naciones la mano de obra es más barata porque el nivel de vida es menos y tienen una corta historia de desarrollo, a la vez que están menos extendidos los salarios. La solución ante la crisis es buscar fuentes de trabajo para los estadounidenses.

El problema principal que surge para un Presidente, en un país donde la Administración del Estado es cuestión circunstancial, ligada no solamente a temas de índole nacional sino a una oscura imagen internacional y donde la misma se funda en la alternancia entre similares intereses, es que al final los presidentes descubren que sus labores administrativas son mutiladas por razones de mera política electoralista.

Eso está ocurriendo en Washington en estos momentos. La maniobra de Obama, procurando complacer a los republicanos y los conservadores demócratas, al extenderle el período de gracia a los ricos para que paguen menos impuestos, confunde a quienes por convicción votaron por él. Son esas personas las que en otras circunstancias y ante estrategias políticas orientadas a alcanzar logros sociales sólidos, se sienten defraudadas, terminando muchas de ellas en una verdadera depresión política. Conciente o no, esos resultados son convenientes a los defensores del status quo.

Cuando el presupuesto del país sobrepasa ciertos límites capaces de poner en juego la seguridad nacional, como ocurre precisamente en estos momentos, a los republicanos y conservadores demócratas, la primera idea que les viene a la mente es recortar los gastos sociales. O sea, todo servicio prestado por el estado a los más necesitados y a la persona media, ya sea de salud, escuela, preventivo, los retiros por vejez y aun los relacionados con la fuerza pública, son considerados de segundo orden. Nunca se les ocurre disminuir los gastos militares y sobre todo aquellos relacionados con las setecientas ocupaciones de territorios extranjeros que significan sus bases militares, diseminadas por todo el mundo.

En esta lucha está envuelto Obama, pero principalmente debe seguir los consejos de los “asesores” que están allí como garantes de la alternancia de su Partido y no para impulsar las ideas novedosas que este Presidente ha elaborado a lo largo de su vida política. Obama es el único Presidente que ha vivido en terceros países, contemplado la miseria de primera mano, ha podido identificarse con los excluidos de su país por razones de raza y ha edificado un pensamiento desprejuiciado de concepciones económicas. Lo único que quizás no haya superado, es su identificación con los procedimientos del poder político, el cual contiene fuertes contenidos raciales y no responde a las realidades de la nación que representa.

Los gobiernos, las personas, las naciones y la convivencia requieren de negociaciones y compromisos, pero requiere para ello respuestas similares. Los republicanos no las han tenido. Los conservadores de Washington nunca han procedido en buena lid cuando de compromisos se trata. La idea de que actuando de esta manera, extendiendo la gratificación para el 2% de la población privilegiada de Estados Unidos, va a obtener la bendición para mantener las migajas de la reforma de salud que penosamente hizo aprobar y las regulaciones magras al sistema financiero, está equivocado.

Wall Street se ha retorcido en el piso por las heridas infligidas por sus desquicios, pero las regulaciones para contenerlo no pueden con su energía. Por eso lo vemos cómo se levanta por momentos y parece tener la fuerza de un toro miura cuya estocada no acertó ningún punto sensible.

Una personalidad como la de Obama, si pudiera triunfar o al menos dejar un legado de lucha por nuevas conquistas sociales, solamente puede adelantar si confía y busca el apoyo de los convencidos que le dieron votos. De aquellos que votaron por convicciones y no llevados por la imagen del joven negro que podría hacer historia por ser el primer presidente de esa raza.

Por lo pronto hay disgusto en muchas personas del país, a pesar de que el Presidente aún conserva el 47% de apoyo en la opinión pública.




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