domingo, octubre 17, 2010

BOLETIN POR UN SOCIALISMO MAS PARTICIPATIVO Y DEMOCRATICO

No. 69 (45/ año 2). La Habana, 10/Octubre-2010

“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.

Art. 53 de la Constitución



Boletín por un socialismo más participativo y democrático.

Por la socialización y democratización de la sociedad en paz, progreso y felicidad.

Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.

Los autores son los responsables de sus escritos.

Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.

Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.

Recopilación de Pedro Campos. CE perucho1949@yahoo.es

Se agradece críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido

ÍNDICE

La situación actual: la carreta, los bueyes y el camino
Declaración por un socialismo más participativo y democrático. A propósito del despido de más de un millón de trabajadores cubanos y las medidas de reconversión laboral anunciadas

Pedro Campos y otros compañeros



Cuba: hemos solicitado cambios socialistas

El problema es que, para algunos, socialismo es solo productivismo, distribución material justa y soberanía

Leonel González, Carlos C. Díaz y Orlando Ocaña



Ante la adversidad, siempre con el pueblo

Crónicas cubanas

Por Félix Sautié Mederos



Contra los intentos de criminalización del derecho a la libre información y a nuestra labor informativa.

Comunicado del Colectivo Kaosenlared



ODA A LO QUE ME INSPIRA

Por Félix Guerra



CONTENIDO

La situación actual: la carreta, los bueyes y el camino
Declaración por un socialismo más participativo y democrático. A propósito del despido de más de un millón de trabajadores cubanos y las medidas de reconversión laboral anunciadas

Pedro Campos y otros compañeros



“Una hormiga negra, en una noche negra, va por un camino negro, nadie la ve…”



El problema y la solución que se proyecta



Ante la crisis del modelo económico estatal, la dirección del gobierno/partido/estado cubano ha acelerado lo que denomina su “actualización”: estrategia que parece combinar, como elementos fundamentales, aligerar cargas financieras al estado, con la eliminación paulatina de prestaciones sociales y reducir el costo de producción disminuyendo el gasto en salarios, uno de cuyos ejes sería la “racionalización”, debería decirse despido, de más de un millón de trabajadores, 500 mil en los próximos seis meses.



Para buscar empleo a los parados, se prevé estimular otras formas de producción fuera del estado: la actividad cuentapropista, el cooperativismo más allá de la agricultura –no oficializado aún- y los negocios privados que contraten asalariados y, para aumentar los ingresos estatales, se establece una nueva política fiscal impositiva, así como incrementar las entradas provenientes del turismo internacional y las inversiones extranjeras en varios rubros.



Celebramos que se esté actuando para salir del estancamiento y, al menos, se manejen temas básicos que pueden provocar un cambio radical del modelo hacia más socialismo, como la extensión del cooperativismo al resto de las ramas de la economía; pero contrariamente al discurso oficial, el contenido, la forma y el orden de lo que se viene haciendo, presentan señales de improvisación, falta de previsión, ausencia de transparencia, de menosprecio a las teorías revolucionarias, apresuramiento e imposición.



Se dictan pasos sin que la sociedad haya asumido un consenso y sin que medie algún mecanismo democrático: ni Congreso del Partido, ni Conferencia, ni Congreso de la Nación, ni diálogo con la población, ni debate abierto y horizontal en la prensa nacional, solo la consulta del 2007 cuyos resultados no se conocen aún y la tángana por la libre que hemos armado muchos revolucionarios y comunistas cubanos en intranet, la red internacional de izquierda y en algunos limitados espacios de debate, corriendo innumerables riesgos y sufriendo incomprensiones y represiones más/menos veladas ya conocidas. A más del terremoto de incertidumbre y malestar que transcurre a soto vocce por todo el país, a propósito del asunto.



Así lo evidencian el cierre de muchos comedores obreros sin crear todas las condiciones previas necesarias para que los trabajadores pudieran resolver sus alimentos y la aprobación, solo hace unos meses, de una ley que extendió por 5 años el tiempo de jubilación a pesar de las muchas opiniones en contra, de parte de la población y de la propia burocracia y que ahora resulta un contrasentido, dado el anuncio de que “sobran” más de un millón de trabajadores.



Se ofertaría a los despedidos optar por el cuentapropismo, emplearse en el capitalismo privado y probablemente el cooperativismo; pero no hay leyes que, ante los vaivenes estatales, garanticen estas actividades, sus propiedades, inversiones, ni operaciones comerciales y solo se informa de unas decisiones tomadas y aclaraciones en Granma sin transparentes disposiciones legales, con abultados impuestos y regulaciones excesivas, desestimulantes y sin precisar fuentes de recursos y financiamiento para los nuevos interesados. Urge una nueva ley de cooperativas; pero solo anda rodando un documento oficioso (no desmentido) sobre el proceso de reducción de plantilla en Ciudad de La Habana, de fecha 24.08.10, que contiene una lista de 74 ideas de actividades cooperativas.



Hay recelo porque la gente no olvida las arbitrariedades y descalificaciones de instituciones estatales contra los cuentapropistas y las UBPC, por considerarlas formas alternativas de emergencia al sistema y no como propias, genéricas de la etapa socialista. En el espíritu y la letra de las medidas aprobadas, se confunde a los cuentapropistas con pequeños y medianos capitalistas que explotan trabajo asalariado. Se sigue sin entender que lo que da -esencialmente- carácter clasista a una propiedad no es su forma legal aparente, sino la manera en que explota el trabajo: propiedad esclavista es la que explota trabajo esclavo; capitalista, la que explota trabajo asalariado y socialista donde el trabajo es libremente asociado, cooperativo de tipo autogestionario, camino a la desaparición de todo tipo de explotación humana.



Todo se sigue viendo desde una óptica del interés y el control casi absolutos del estado y cuando aún, excesivas regulaciones burocráticas y monopólicas frenan toda actividad de producción, servicios e intercambio en el seno de la población, como la realización de los productos del agro y la pesca y especialmente la compra/venta de medios de vida, viviendas y vehículos, factores que dinamizarían la economía y posibilitarían la entrada de recursos financieros a muchas familias para iniciar una nueva vida económica fuera del sistema estatal.



Para crear nuevas fuentes de empleo, se ha admitido la explotación del trabajo asalariado por los privados, es decir el desarrollo abierto del capitalismo privado, sin cortapisas, en contradicción con el artículo 21 de la Constitución y se esconde bajo el eufemismo de cuentapropistas que pueden contratar personal, descalificando al concepto cuentapropismo.



Con vistas a aumentar los ingresos en divisa a la economía del estado, no han bastado su control casi absoluto sobre la propiedad y los excedentes, el monopolio del comercio exterior e interior, la centralización de las finanzas, el cobro excesivo a los trámites migratorios, los altos precios de monopolio para productos de primera necesidad, la retención de las cuentas bancarias de los inversionistas extranjeros y otras. Ahora se anuncian planes y grandes erogaciones en función de estimular el turismo millonario, las inversiones foráneas directas y hasta se extiende el tiempo de usufructo de la tierra a los extranjeros por 99 años, mientras que las nuevas entregas de tierra cultivables, a los nacionales, se hacen solo por 10 años renovables, con todas las implicaciones económicas, sociales, políticas y ecológicas que tales medidas pudieran tener para el futuro y para nuestra propia seguridad nacional.



Es verdad: el estado tiene las finanzas en crisis, necesita fondos y su aparato burocrático y el de sus empresas están preñados de improductividad y excesos de personal con prebendas, que no producen nada y constituyen una enorme carga para los trabajadores productivos. Pero buscar mejorar las finanzas de esas maneras, en lugar de intentarlo con el estímulo a la producción, el mercado interno y en la valoración de la fuerza de trabajo cubana; y además proyectar el despido masivo de trabajadores, aunque sean burócratas, sin crear espacios, leyes, ni condiciones para que pasen previamente a otras actividades productivas y remunerativas, podría llevar a un caos innecesario, al colapso social, al exodo masivo incontroloble y complicar la situación social y política del país a niveles insospechados.



No parece que las cosas se estén haciendo bien para los intereses del pueblo y los trabajadores, que son los que deben contar. En aritmética elemental el orden de los factores no altera el producto. En asuntos económicos, políticos y sociales, sí. Están poniendo la carreta delante de los bueyes.



Posibles consecuencias de la “actualización” del modelo



Si en definitiva no se abre el cooperativismo amplio y al menos una parte de las empresas estatales no pasan a un régimen de autogestión y cogestión estado/trabajadores, y como elementos nuevos quedan solamente la apertura al capitalismo privado y a más inversiones directas extranjeras, los “cambios” serían para más capitalismo; y no para más socialismo.



En ausencia de una coherente política laboral socialista, que priorice el avance de las nuevas relaciones de producción libremente asociadas, -cooperativas, auto y cogestionarias y el trabajo por cuenta propia-, más parece estarse aplicando un tipo de terapia de shock neoliberal, por quienes comprendieron que no funciona el modelo estatalista asalariado y paternalista, apoyado en subsidios externos; pero no han logrado entender ni encontrar el camino adecuado de la socialización y democratización de la economía y la política.



Todas las contradicciones del modelo podrían agudizarse: las políticas, entre la burocracia y los trabajadores, las diferencias sociales, el desempleo, la pobreza, la inestabilidad laboral, los problemas raciales, migratorios, los de la salud y la educación, la delincuencia y la corrupción entre otros. Las consecuencias podrían ser traumáticas para el pueblo cubano, para la sociedad que se ha intentado construir y para el futuro del socialismo latinoamericano y mundial. No queremos el derrumbe, que solo puede servir a los intereses de las extremas: la que busca la anexión y la que preferiría la desaparición al cambio socialista necesario.



Cuba no tiene un seguro para el desempleo, cupones para alimentos, ni otros mecanismos de los que disponen varios estados para paliar la situación de los parados, y, que se sepa, tampoco se proyecta algo así, ni existen condiciones para ello, pues precisamente el gobierno viene eliminando todos los “subsidios y gratuidades”, incluida la libreta de racionamiento por la que se ofertan todavía unos pocos productos a bajos precios y según los lemas oficiales, se pretende que la gente “sienta la necesidad de trabajar”.



Todos sabemos que desde hace decenas de años es el estado el que ha inflado las plantillas y que la burocracia es enorme. No es posible de un plumazo revertir la situación; en unos pocos meses, mucho menos cuando no se han creado las condiciones con nuevas inversiones y nuevos empleos que remedien el mal. En 50 años de revolución, la seguridad social ha sido un valor supremo. No se puede retroceder a situaciones en que peligren el sustento y la salud de familias enteras devenidas desempleadas y sin protección elemental. Además del descontento lógico que eso crea cuando no hay las garantías para una proyección laboral mínimamente decorosa. El proceso de reorganización del cuentapropismo, del cooperativismo y el de otras formas productivas, debe tener un período de maduración, al cual no le será fácil ajustarse a muchas personas, pero mientras tanto tienen que comer y vivir.



Por tanto, el millón y pico de “racionalizados”, con lo que ahora se ofrece y cómo se ofrece, deberá escoger entre estas 7 variantes. Puede haber otras:



1-el nuevo empleo que ofrece el estado y que muchos rechazarán, 2- iniciar una nueva vida como cuentapropista o cooperativista, aventura muy arriesgada para los acostumbrados a un salario fijo en ausencia de una clara política de microcréditos y otras facilidades concretas para la protección legal y el éxito de tales empresas, 3-buscar las maneras de emigrar, 4-delinquir o realizar “actividades económicas ilícitas”, según las excesivas regulaciones del estado cubano, sobre el denominado “sector informal” (vendedores ambulantes, prestadores de servicios en las comunidades que no tienen un negocio con lugar fijo ni ingresos regulares: economía de subsistencia), 5-vivir de las remesas familiares externas, 6-pasar hambre y necesidades o 7-salir a la calle a protestar, como hacen en el mundo todos los despedidos. Nada muy distinto a lo intentado, y luego sofocado en los primeros años del Período Especial.



Todas esas opciones demandarían un aumento del personal y de los recursos de la burocracia para “reubicar” a los “no idóneos”; “controlar e inspeccionar” a los cuentapropistas y cooperativistas, “atender” el eventual aumento del proceso migratorio, combatir la delincuencia, luchar contra la “economía ilícita”, “recaudar” las divisas que vengan de las remesas, enfrentar las enfermedades procedentes de la mala alimentación y reprimir a los eventuales manifestantes, recreándose así el ciclo vicioso de los gastos estatales y del excesivo número de funcionarios improductivos, propio del sistema burocrático.



Se tratan superficialmente, en un segundo plano, como “alternativas ante la situación” aspectos fundamentales del cambio como el cuentapropismo y el cooperativismo y se prioriza un elemento de la “solución” –los despidos- que no resuelve los problemas, crea otros, podría complicarlo todo, quien sabe hasta dónde y llevaría a la organización del trabajo del estado cubano, a funcionar bajo las normas más brutales del capitalismo privado, al pretender sus mismos mecanismos para hacer trabajar a la gente: la necesidad, el hambre, la miseria y el ejército de desempleados presionando sobre el precio de la fuerza de trabajo.



Parece absurdo y contraproducente, pretender contrarrestar las crisis de sub/producción que genera el “socialismo de estado”, con las mismas medidas restrictivas del capitalismo para enfrentar lo contrario: la crisis de superproducción. Sería el resultado de priorizar, perfeccionar y ampliar el trabajo asalariado que genera ganancias para el estado, en lugar de cambiar las relaciones de producción que es lo que demanda la crisis para echar a andar la economía.



Se dijo que nadie quedaría desamparado, pero las “decisiones” tomadas auguran otra cosa. Con trabajo político no se pueden eliminar las consecuencias objetivas y las ansiedades que ya está creando el paquete de medidas. El descontento de los “racionalizados” que aumentará con el tiempo, sería alimento para las corrientes partidarias de la restauración del capitalismo privado, existentes fuera y dentro de la burocracia y sobre todo, más desdeño de la idea socialista, en nombre de la cual se pretende actuar. Algunos compañeros temen incluso una eventual explosión social.



Esperamos que la cordura impere y no se olvide a la constitución socialista que expresa en su artículo primero: “Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana”.



El gobierno viene experimentando, muy modestamente, con algunas nuevas formas de producción pero con excesivo tutelaje, controles y cautelas que frenan su desarrollo y sin el impulso que les daría el claro reconocimiento del fracaso del modelo estatalista asalariado paternalista y un amplio movimiento de apoyo desde las bases. Todo se hace desde el estado/centrismo, las decisiones de “arriba”, los métodos de ordeno y mando y el miedo a entregar las riendas de la economía a los trabajadores mismos.



Está demostrado en todas partes: mientras mayores son los controles de los aparatos burocráticos y mayores los impuestos, mayores son las trabas a los desarrollos económicos y poblacionales y mayores, también, el descontento y las protestas populares.



La cura socialista



Para que el cambio de “modelo” implique avances hacia una sociedad más justa, equitativa, libre y democrática, martiana, con todos y para el bien de todos, el proceso debería ser, en todo caso, a la inversa de cómo se está proyectando y con previsiones que garanticen de antemano el éxito de las “alternativas” al trabajo para el estado. Esto, aún bajo la urgencia de la situación actual.



Desde la visión de un socialismo más participativo y democrático, la “cura” tendría que ser otra: crear primero condiciones propicias para que las nuevas formas de producción libremente asociadas, socialistas, puedan imponerse en competencia libre y pacífica, a las ya existentes formas capitalistas privadas y estatales.



Aunque se requieran medidas urgentes de diversificación de la economía y las formas de propiedad, el camino sería avanzar gradualmente del predominante estatalismo asalariado actual a la multiplicidad de formas de producción, privilegiando las libremente asociadas de tipo cooperativo, auto y cogestionarias y cuentapropista, pero libres de toda tutela burocrática y bajo regulaciones mínimas facilitadoras, no restrictivas. Siempre hemos hablado de un proceso, nunca de un acto.



Habría que empezar por liberar todos los mecanismos y regulaciones arbitrarias que obstaculizan las acciones productivas y el intercambio social, la circulación monetaria y el movimiento de recursos, especialmente los que afectan al trabajo individual, familiar y cooperativo; de manera que se permita a la gente ir encontrando opciones y adecuándose a las nuevas condiciones.



Para hacer efectivos el cooperativismo y el cuentapropismo, habría primero que crear un cuerpo de leyes que los ampare y proteja, nada complicado ni desconocido; así como liberar esas formas de producción de los excesivos mecanismos del control estatal sobre su gestión y funcionamiento, de impuestos exagerados y contraproducentes, de las restricciones a operar en todas las monedas legales, de inspecciones y regulaciones que propician la corrupción y reducirlos a simples pagos de licencias y bajos impuestos a quienes llegaran a establecer una cooperativa o un negocio privado en un lugar estable con entradas regulares y eliminar todas las ordenanzas para vendedores y ofertantes de servicios ambulantes.



Habría que permitir a la gente experimentar un tiempo prudencial, tres meses digamos, con una especie de pre-licencia sin pago de impuestos y si logran funcionar en la nueva forma, entonces legalizar y pasar a emitir la licencia y cobrar impuestos. Téngase en cuenta que estamos pasando de una sociedad paternalista a otra donde la gente va a tener que valerse por sí misma. Se necesita aprender. Hay que borrar estigmas: que si los cuentapropistas son esto o aquello. Ahora los apurados parecen ser los estatalistas.



Específicamente crear un banco cooperativo, tal vez otro cuentapropista, para impulsar estas formas de producción, recibir financiamiento del estado y de fuentes internacionales, desarrollar políticas de créditos y microcréditos con bajos intereses para ayudar en la inversión y en todas las operaciones financieras necesarias. Igualmente habría que permitir claramente la ayuda de los cubanos que están fuera del país a sus familiares para estos fines, con capital y recursos; posibilitar a cuentapropistas, cooperativistas y a las empresas, ya bajo control obrero, realizar operaciones financieras internacionales, limitar los controles sobre las operaciones de intercambio, importación y exportación a las regulaciones imprescindibles que garanticen el desarrollo nacional, no dañen el medio ambiente y facilitar las uniones cooperativas de todo tipo y otras por el estilo. Haría falta Internet para una verdadera interconexión de las empresas socializadas grandes, medianas y pequeñas entre ellas y con el mundo exterior, así como para hacer efectiva la participación popular en todo.



Paralelamente tendrían que realizarse los profundos cambios en el sistema democrático, que muchos venimos demandando y que posibiliten una verdadera participación de los trabajadores y el pueblo en ese proceso de modificaciones, en los centros de producción y en las comunidades, en todas las decisiones que los afectan.



El proceso de socialización en las empresas estatales, debería empezar por las que no son rentables y tienen trabajadores “sobrantes”, entregarlas a la administración de los trabajadores, al control obrero, algo parecido a lo que hicieron los trabajadores en Argentina con las empresas recuperadas, para que sean ellos quienes decidan, democráticamente, cómo seguir gestionando sus labores, a quién comprar las materias primas, a qué precio, etc., qué producir según las posibilidades efectivas de hacer contratos de ventas y créditos (planificación democrática) y cómo distribuir sus ingresos, qué parte iría para el consumo y cuál para la reproducción ampliada, una vez descontados los costos, fondos de emergencia, etc., así como los ingresos al presupuesto, por impuestos, para gastos sociales y demás.



Muy especialmente en el caso de Cuba, donde se concentró la propiedad de las empresas en el estado, habría que descentralizar esa propiedad, socializarla; desestatizar –ojo: no privatizar- las que no sean de interés estratégico para toda la nación, otorgar verdadero carácter social a las empresas, por medio de la entrega en propiedad, arriendo, venta, usufructo o por vía del crédito, a los colectivos laborales, sociales o comunitarios que se encargarían de hacerlos producir pero bajo formas colectivas, auto y cogestionarias, sin crear grandes sismos ni descompensaciones sociales. Descentralizar la administración sin control obrero, sería fomentar el burocratismo y propiciar condiciones para la reconversión capitalista.



El estado no tiene que administrar la producción, sino reducirse a pequeños aparatos operativos eficientes con funciones generales y metodológicas, para facilitar –no dificultar- el funcionamiento de la sociedad, planificar estratégicamente y contribuir al desarrollo social diverso en todos los sentidos, urbano, poblacional, educacional, cultural y de salubridad en armonía con la naturaleza, de acuerdo con el presupuesto nacional participativo y transparente y actuar en cuestiones imprescindibles para el buen funcionamiento y resguardo de la nación mientras sea necesario.



Los servicios generales, que garantizan el desarrollo y funcionamiento de las demás ramas y el desenvolvimiento básico de las comunidades como el agua, la energía, los trasportes y comunicaciones así como el subsuelo, partes básicas que garanticen salud y educación para todos y otros, deberían mantenerse -en lo fundamental- bajo propiedad estatal o en el nivel comunal correspondiente, aunque siempre bajo control de los trabajadores y el pueblo con absoluta transparencia en sus números y de acuerdo con los presupuestos participativos.



Para que la socialización no sea una impostura, todo lo demás debe ir a parar a manos directas de unidades y uniones de empresas auto y cogestionarias, cooperativas, pequeños negocios familiares y cuentapropistas; y ya que se aprobó “allá arriba”, también a las empresas privadas que exploten trabajo asalariado, lo que ya no es cuentapropismo, si no el temido capitalismo mondo y lirondo, cuyo rango debería limitarse claramente por ley, y no dejarlo a regulaciones ambivalentes que podrían conducir a cualquier parte.



Si los propios trabajadores se sintieran, porque de alguna manera lo fueran, dueños de los medios de producción, porque participaran activamente en la propiedad o el usufructo, en la gestión de su centro de producción y en la repartición de las utilidades, no harían falta tantos mecanismos de control, tantos custodios, tantos policías, tantas cárceles, tantas leyes y regulaciones, tanto personal para combatir la delincuencia y la corrupción… tanto estado.



Por la natural eficiencia superior de las nuevas formas socialistas de producción, la racionalización de plantillas en el sector estatal vendría después y gradualmente, como una consecuencia lógica, como ocurrió en cierta forma en los primeros años del Período Especial cuando mucha gente decidió emigrar al trabajo por cuenta propia o a los sectores emergentes, por razones obvias. Esto haría menos doloroso el proceso de reconversión laboral, base para el despegue económico ansiado por todos.



Deberían ser los trabajadores mismos en los Consejos de Trabajadores que se formen en cada centro de producción o servicios, -no ningún aparato burocrático ni de expertos designados- los que decidan, una vez estudiada la posibilidad de ampliar la producción con recursos propios u obtenidos vía créditos, la conveniencia de reajustar sus plantillas.



¿Y cómo hacer toda esta liberación de las fuerzas productivas y entusiasmar a la gente, sin una amplia participación de todos los ciudadanos en la discusión, aprobación y aplicación de las medidas, sin tener en cuenta los intereses específicos de los afectados, sin que la gente pueda escoger libremente cómo trabajar, sin que los trabajadores puedan decidir democráticamente cómo organizar la producción y la distribución, sin que esto se discuta abiertamente en la prensa y el parlamento desde todas las posiciones existentes en la sociedad, aunque no compartamos alguna de ellas, impidiendo la divulgación de las posiciones de una creciente ala socialista, radicalizada, del proceso revolucionario, sin que se respeten plenamente todos los derechos de todos los cubanos?



Desde luego, se trataría de un verdadera revolución en la organización de la producción y en el sistema político vigente, el tránsito socialista que la revolución cubana dejó congelar en el espacio y en el tiempo, desde los años 60, cuando luego de todas aquellas "nacionalizaciones" -debería decirse estatizaciones-, la propiedad y la administración de todas las empresas, grandes, medias y pequeñas, capitalistas, privadas, individuales, nacionales, extranjeras, cooperativas, mutuales y timbiriches quedaron en manos del aparato burocrático reproducido en el “nuevo” estado y todo empezó a hacerse según los criterios únicos de un centro: el esquema del "socialismo real", sacralizado desde la época del estalinismo que echó a un lado importantes aspiraciones del pueblo cubano, contempladas en el motor original de la revolución, que fue el Programa del Moncada.



El gobierno/partido/estado/sindicato habla de un proceso de reajustes de varios años y la “participación” que pide a los trabajadores es su apoyo a lo ya decidido. Ojala pueda rectificar sobre la marcha. Si los que están tomando las decisiones quieren escuchar, qué bueno. Siempre hemos estado dispuestos a cooperar, hemos sido pacientes, tolerantes, hemos callado ante provocaciones y abusos del poder, hemos llamado al diálogo y hemos expuesto abiertamente nuestros puntos de vista, sin pedir nada a cambio y sin ánimo de protagonismo, que correspondería al pueblo y a los trabajadores en un sistema autogestionario. Esperamos que el sectarismo no impida la audición. En cualquier caso, no importan condiciones, continuaremos nuestra paciente batalla.



¡Viva Cuba Libre y socialista!



La Habana, 27 de septiembre de 2010





Cuba: hemos solicitado cambios socialistas

El problema es que, para algunos, socialismo es solo productivismo, distribución material justa y soberanía

Leonel González, Carlos C. Díaz y Orlando Ocaña

Los revolucionarios jamás hemos pedido cambios rápidos por ser adeptos –o adictos-a la moda y/o a la velocidad. Tratamos de ir con las enseñanzas de nuestra práctica política, la demanda de los tiempos y los deseos del pueblo. Siempre hemos dicho que la renovación tiene que ser integral y siempre hemos hecho propuestas concretas. Hemos solicitado cambios con apellido, y ese apellido es… Socialistas.

El problema es que es evidente que, para algunos, Socialismo es tener un Papá que de a cada hijo lo que él cree que le toca, o intentando ser más profundos y conceptuales…solo justicia social y soberanía; o “producir con eficacia lo que tienes, y distribuir con justicia lo que se produce; o estado hipertrofiado, que gaste poco y recoja más, y para algunos la muy aclamada justicia solo es… justicia material distributiva.

Apoyamos que el Estado elimine gastos innecesarios y recoja impuestos, apoyamos el aumento de la productividad y la formación de ciudadanos responsables y disciplinados, pero no solo eso, ni todo reducido a solo la economía.

La justicia no solo incluye repartir bien y parejo comida y medicamentos, la Justicia incluye la política, incluye otras esferas igualmente importantes en este siglo XXI, como la total ausencia de discriminación real.

El Socialismo únicamente justiciero fracasó estrepitosamente. Socialismo sin democracia y libertad no es socialismo. Poder Popular más popular y con más poder y Partido Comunista Cubano más democrático como solicitó el propio Raúl, o las medidas serán hacer una mesa con solo dos patas.

El pensamiento emancipador está anclado en una certeza: “no es libre el que depende de otro para sobrevivir”...Y propone y defiende el autogobierno y la libertad de las personas, es decir, el alcance de la conciencia de sí, la adquisición del control sobre el curso de la propia vida, la confianza en sus fuerzas.

Marx, afirmó: “Un ser no se considera a sí mismo independiente si no es su propio amo, y es su propio amo cuando debe su existencia a sí mismo”. Y propuso de alternativa la sociedad en que la libertad y prosperidad de cada uno fuera la condición de la de todos…el sistema republicano de la asociación de productores libres e iguales”, sintetizó el alemán.

Ahora tenemos que asegurar la tendencia socialista del proyecto, aunque tengamos que dar un paso atrás en una coyuntura difícil. Puntualizamos, que tendencia y coyuntura no es lo mismo, como tampoco es lo mismo sistema y modelo. Filosofía, política, estrategia y táctica deben tener un orden y secuencia. Vemos con preocupación que está predominando la táctica sobre la estrategia y además una táctica ambivalente.

Fidel ratificó muy claramente, aclarando cualquier intento diversionista del enemigo: “Mi idea, como todo el mundo sabe, es que el sistema capitalista ya no sirve ni para Estados Unidos ni para el mundo, que conduce de crisis en crisis, que son cada vez más graves, globales y repetidas, de las cuales no puede escapar. Cómo podría servir semejante sistema para un país socialista como Cuba”. Modelo y Sistema no es lo mismo.

Una sociedad estatizada, basada en el trabajo asalariado y personal básicamente, en la democracia indirecta solamente, en la creación de cultos personales y elites sabelotodo, en que el progreso de unos se sustenta en las precariedades de otros, en que se da por natural que la existencia de ganadores inevitablemente crea perdedores, una sociedad por ejemplo, donde extranjeros tienen más prerrogativas sobre la tierra que los nacionales - 99 años para unos, 10 para otros-, una sociedad donde existen diferentes tipos de ciudadanos, donde la anti discriminación es solo selectiva, no crea personas ni mentalidades solidarias. No crea personas autónomas, responsables, colectivistas, críticas y creativas. Una civilización piramidal y autoritaria produce mentalidades y personas piramidales y autoritarias. Y si no hay antídotos internos se desvía.

Pero, todas esas consideraciones no nos impiden apoyar las medidas propuestas- incluyendo algunas peligrosa- , -muchas de las cuales fueron sugeridas por el pueblo en el 2007 y alentadas persistentemente por la izquierda fuera de la estructura de poder

No se deben buscar culpables, debemos resolver problemas, aunque un poco de modestia nunca está demás, y siempre que no se tema discutir errores y también se incluyan otras medidas de claro contenido colectivista y no enajenantes.

¿Tendría sentido personalizar el dilema Cuba?, pregunta el compañero Guerra, y responde acertadamente… No. Pienso que también sería un sinsentido hacer lo opuesto. Despersonalizar hace más irresponsables a los individuos. La cuestión exige problematizar a fondo las consecuencias de las políticas. Exigiría, además, definir a quiénes éstas medidas benefician y a quiénes perjudican.

Siempre propusimos y pensamos que el Partido podría haber efectuado un activo o conferencia económica antes de lanzar estas medidas, pero dado que ahora los apurados parecen ser otros, las apoyamos y adelantamos propuestas neutralizadoras de males inevitables. Seguro otros tienen algunas muy buenas o quizás mejores.

Se trata de caminar por el filo del cuchillo de las afectaciones negativas de las nuevas medidas, inclinando el cuchillo a la posterior recuperación y preservando a las nuevas generaciones de sucumbir a algunos desvaríos demasiados egoístas o demasiado consumistas. Eso no se resuelve con la frase “no dejaremos a nadie desamparado”, “ni el socialismo es irreversible”. Se demuestra con hechos concretos que permitan limitar el daño de ellas, aceptando e implementando medidas también anteriormente propuestas en direcciones solidarias, y la creación de al menos, ciertos mecanismos de protección, que acá sugerimos.

Está muy claro, que es posible que coexistan varias formas de propiedad en la construcción del socialismo, y que la etapa de tránsito no exige acabar con todo tipo de trabajo asalariado, como también está claro que la estatización no es socialización, y que el igualitarismo distributivo no es socialista. Pero antes de darle entrada a todas esas concepciones, o cambio de modelo que no de sistema, deben privilegiarse las iniciativas socializadoras de los medios de producción como lo dijeron Marx y Lenin. Para ello algunas medidas son imprescindibles, no solo por su efecto económico real, sino por su efecto en el fortalecimiento y creación de conciencia colectiva y solidaria real.

Ellas son, entre otras, incentivar las posibilidades del trabajo emancipador, colectivo, cooperativo, comunal., cogestionario y autogestionario. Profundizar el papel de los trabajadores en las decisiones económicas a implementar. Y crear el marco jurídico adecuado. Sugerimos…

1.- Discusión en el seno del movimiento obrero de las teorías y posibilidades de formación de empresas solidarias y autogestionarias en todas las esferas de la economía,

2.- Aprobación de una Ley General de Cooperativas.

3.-.Creación del Instituto Superior de Investigación y Estudios Cooperativos y Socializadores

4.-Establecimiento de un Banco de créditos y servicios cooperativos.

5.-.-Experimento autogestionario general en una provincia del país, para constatar y modelar sus posibilidades en las condiciones cubanas.

6.- Fortalecimiento del trabajo educativo e ideológico en el Partido acorde al pensamiento emancipador original, el martianismo integral, las lecciones de la práctica y las nuevas condiciones.

7.- Simplificación clara, transparente y profunda del hipertrofiado aparato estatal y para estatal de organizaciones de masas y recorte serio -no propagandísticos, ni simbólicos - de los gastos y privilegios de la burocracia, incluyendo los numerosos gastos en eventos en Cuba y el exterior de cosas innecesarias o intrascendentes para los intereses de los trabajadores.

8.-Reducción severa del uso del transporte que paga todo el pueblo, el estatal, y del combustible correspondiente por parte del aparato burocrático pues el aumento de los precios del petróleo no solo justifica el aumento del precio del combustible para el pueblo. También para los funcionarios.

9.-Ante el anuncio del compañero Ministro de Economía de la imposibilidad de crear un marcado mayorista para apoyar las nuevas formas de producción, sugerimos liberar el permiso de importaciones de bienes de producción en la Aduana General y no cobrar por la entrada al país de esos medios, en especial los dirigidos a las nuevas cooperativas cubanas.

10.-Realizar una Conferencia Internacional sobre producción cooperativa y autogestionaria en la experiencia emancipadora mundial a fin de extraer lecciones para nuestro país.

Igualmente darles herramientas a los trabajadores para evitar distorsiones. Y entre ellas, claras atribuciones para:

1.- Tomar determinadas decisiones a nivel de centro de trabajo,

2.-Claras atribuciones para que en el periódico que los representa –Trabajadores- puedan explicar sus posiciones y divulgar las injusticias y errores del proceso racionalizador.

3.-Crear en la Asamblea Nacional del Poder Popular una Comisión Permanente que monitoree el proceso y preste atención a las quejas presentadas por los trabajadores.

4.-Claras herramientas para evitar las injusticias peores, incluso, analizar la posibilidad de otros derechos -que tienen los trabajadores Chinos y venezolanos pero no los cubanos- después de agotado todo intento conciliador.

Sabemos- y no precisamente por haber estudiado historia o leído en Granma o visto en la TV- que no hemos tenido ni tenemos un terreno llano. Hemos llegado a un punto que el menú de opciones es limitado. Pero el camino no puede ser alimentar las condiciones creadoras de espíritus egoístas pro capitalista aunque lo encubran con diferentes disfraces.

Sabemos sin necesidad de que Granma dedique el 70 por ciento de sus paginas a revivir historias de hace un siglo, que el proyecto de libertad, solidaridad y justicia social emprendida se enfrentó a la oposición de las clases desplazadas del poder, la más férrea política de hostilidad, bloqueo y agresiones de sucesivas administraciones norteamericanas, en especial, la política genocida y las agresiones del gobierno norteamericano han sido un severo obstáculo a nuestros propósitos.

Los daños directos por el bloqueo han superado los 93 mil millones de dólares, afectaciones que equivalen, a los precios actuales del dólar, a 224, 600 millones.

Como resultado de solo 681 acciones terroristas y la invasión por Playa Girón se ha producido la pérdida irreparable de 3,478 mujeres, hombres y niños, mientras otros 2,099 han quedado físicamente incapacitados por el resto de sus vidas. Hemos soportado amenazas de aniquilación atómica, guerra biológica, climática, terrorismo mediático e intentos de erosión interna con los más disímiles métodos.

En su momento, la política hacia EE.UU. debe aumentar los valores y acciones que conquisten la buena voluntad de sus ciudadanos y su apoyo solidario como ya aconteció en el caso de Elián y otros. La ultraderecha puede ser aislada. Es un asunto complejo pero no insoluble.

Por demás, en cualquier actualización o renovación del modelo socialista, hay que incluir el tema del tratamiento a la emigración. La política de la Isla hacia la comunidad y hacia la emigración en general, históricamente con momentos brillantes o amargos de por medio, debe revisarse cuidadosamente a fin de lograr el humanismo más profundo y también mejorar las condiciones exteriores para facilitar la adopción de un nuevo modelo emancipador.

Creemos, como muchos otros compañeros, en el humanismo pleno como valor máximo, deseamos desarrollar un humanismo y ética superiores. Deseamos una sociedad de propiedad privilegiadamente socializada, democracia esencialmente directa y solidaridad auténtica. No a la explotación, a la opresión o la alienación del ser humano. Nadie puede ser ignorado, excluido, discriminado, ni abandonado o no defendido.

El respecto a la libertad y dignidad individual es esencial, la solidaridad ante calamidades de cualquier tipo es irrenunciable para un comunista verdadero.

Compartimos la creencia, como otros muchísimos compañeros, de que hay que escuchar mucho más a los trabajadores en los centros de trabajo, que el trabajo hay que retribuirlo, que defender los intereses de los trabajadores es defender los intereses del estado de los trabajadores, que es lícito todo bienestar proveniente del trabajo honrado, creemos que no solo hay que combatir la miseria sino defender el derecho de cada uno a participar en las decisiones que le competen; que hay que eliminar el gigantismo estatal y ministerial y subordinar las empresas menores al municipio y darles a estos más autonomía y poder, incluyendo la aprobación de los presupuestos; que las leyes que violan los derechos constitucionales hay que abolirlas y que hay que sancionar a quienes pretendan continuar haciéndolo; que los abogados deben ser tan respetados como los fiscales; que la policía debe ser para proteger y servir y no solo para hostigar y perseguir; que los estudiantes tienen derecho a estudiar lo que desean y su talento les permita; que los ciudadanos tienen derecho a la propiedad personal de todos sus bienes, a vivir donde quieran y a salir y entrar de su país cuando lo deseen. Queremos que los jóvenes no nos cambien de tema cuando hablamos del futuro.

Creemos que luchar por dar más bienestar, más derechos, más democracia, más libertad personal, respetar más las diferencias, implementar un sistema social, legal y penal que incremente aún más su humanismo, -característica esencial de nuestro sistema-, no es ceder ante el capitalismo, es implementar los valores por los que tanta sangre y sudor hemos derramado, es el homenaje más alto que podemos rendir a todos los luchadores que han caído en toda parte del mundo.

La democracia y la libertad son banderas de los revolucionarios de todo tiempo y lugar, que nos hemos dejado arrebatar por el enemigo y debemos recuperarlas.

Deseamos acercar el poder al centro de trabajo, la comunidad al municipio. Creemos que todo lo relativo al pleno humanismo, la democracia, la libertad, el poder popular soberano, la transparencia informativa, la participación y el control popular en todas las áreas, resultan cuestiones medulares, que no pueden ser aplazables.

Reiteramos, hay que crear algunas condiciones antes de aplicar algunas medidas, la política de hechos consumados sin previo consenso crea división, la fragmentación crea confusión. Tenemos que asegurar la tendencia socialista del proyecto en una coyuntura difícil. Filosofía, política, estrategia y táctica deben tener un orden y secuencia.

Está claro, pues, que muchos revolucionarios cubanos no hemos clamado por cambios en abstracto, sino por renovación y profundización del sistema socialista, y por supuesto vemos con preocupación que algunas de las medidas de corte pro socialistas absolutamente necesarias, no se están estableciendo.

Es correcto comenzar por la economía, pero no perder de vista el problema sistémico. Ya que es inevitable el cambio y estamos cambiando, hagámoslo integralmente y bien.

Socialismo o Barbarie. Viva Cuba libre y Socialista.

NOTAS.

1. No tenemos nada que perder como no sea que la revolución se pierda. Colectivo de autores

2. No se puede reemplazar un proyecto socialista por un capitalismo con “rostro humano* Aurelio Alonso.-

3. Conversatorio en la Universidad. Alfredo Guevara.

4. La tragedia de hacer de la necesidad una virtud y convertir los manuales en Biblia. . Cesar L. Méndez y Gabriel González.

5. La izquierda de la Nueva Orden del Temple y sus pecados capitales. Tomás R. Céspedes y Michel Caballero.

6. Sobre los ataques a todo nuevo proyecto socialista Emancipatorio. Ángel Gracia y Daniel Rodríguez.

7. CUBA. O se impone el espíritu revolucionario en la dirección, o encararemos el dilema inexorable de Marx. Daniel Rodríguez-Tomas Rojas Céspedes.

8. Para los que se niegan a ver.-Erik Suárez.

9. Carta Abierta a los Revolucionarios Cubanos. Lourdes Rojas.

10. Un nuevo proyecto Socialista para Cuba I- II -III. Leonel González- Carlos C. Díaz.

11. Los cambios que no funcionan. Enrique Ubieta Gómez.

12. Es Rentable Ser Libres. Cuba: el socialismo y la democracia. Julio César Guanche.

13. Cuba necesita un socialismo participativo y democrático. Propuestas programáticas. Pedro Campos y varios compañeros



Ante la adversidad, siempre con el pueblo

Crónicas cubanas

Por Félix Sautié Mederos



Parafraseando aquello que planteó José Martí de hacer en cada momento lo que en cada momento hay que hacer, podría decirse que cuando lo tomamos en cuenta a veces nos pone ante muy especiales alternativas de conciencia en las que no deberíamos equivocarnos bajo ninguna circunstancia, suceda lo que suceda, porque los principios básicos que dan razón de ser a la vida en sociedad no nos permitirían actuar de distinta forma.

En múltiples ocasiones en mi ya larga vida he estado ante esas circunstancias y he tratado de hacer lo que debo hacer con no pocas consecuencias adversas, pero en cambio he podido mantenerme en paz con mi conciencia y mis convicciones. De nuevo me encuentro inmerso en una de esas disyuntivas existenciales en este momento de inevitables adversidades anunciadas que habrán de afectar sensiblemente al pueblo cubano, muy en especial a los que son empleados en las diversas instancias estatales que durante muchos años han mantenido sus plantillas hinchadas como consecuencia de una política de pleno empleo llevada a cabo más allá de las posibilidades económicas reales. A tales efectos, manifestar mi opinión y plantear a debate las soluciones que entiendo convenientes y/o necesarias es lo que puedo hacer y no voy a eludirlo, porque deseo lo mejor para el país y nunca un derrumbe total que podría ser nefasto en todos los órdenes de la sociedad y la economía, e incluso abrir paso a un anexionismo de nuevo tipo que pende amenazadoramente sobre nuestro futuro.

Considero que en definitiva la eliminación de estas plantillas obsoletas constituye una necesidad del movimiento después de tanto tiempo de inmovilismo dogmático en ocasiones empecinado, pero no podría dejar de manifestar las hondas preocupaciones que percibo en el medio en que me encuentro insertado en mi rincón de Centro Habana, unidas con las que son propias de mi conciencia así como las que me surgen por razón de mis actividades durante los muchos años de proceso socio político cubano. En primer lugar considero imprescindible que todo se efectúe conforme a leyes expresas que le den las necesarias garantías a los que serán afectados, más allá de los planteamientos de voluntades y de las orientaciones operativas expresadas en los medios de prensa que, en cualquier momento futuro, pudieran ser desconocidas u olvidadas circunstancialmente por muy bien intencionados que sean.

Existen experiencias concretas en estos procesos de aperturas económicas como fue al principio del Período Especial, que con el paso del tiempo comenzaron a ser descalificadas e incluso criminalizadas sin tomar en cuenta el buen nombre de quienes optaron por trabajar honradamente por cuenta propia. En consecuencia, lo nuevo que se haga al respecto debe estar respaldado por leyes expresas y justas que no puedan ser violadas por opiniones o a voluntad del poder así como con posibilidades de créditos, comercio mayorista de insumos y materias primas y pleno acceso a la gestión e intercomunicación digital. Por otra parte, el orden en que se realicen las cosas es muy importante porque antes de depurar las plantillas es necesario delimitar los empleos factibles y las posibilidades objetivas en donde puedan reubicarse esos trabajadores, así como abrirse plenamente y sin restricciones a la revolución digital en las comunicaciones junto con las libertades de expresión y diálogo que faciliten los encuentros generadores de los consensos que son imprescindibles. Estas serían algunas de las fórmulas realistas, para garantizar que nadie quede desamparado y que los ciudadanos tengan posibilidades de éxito en sus nuevas ocupaciones, lo otro sería dejar a las personas a merced de su buena suerte.

Lo que hoy se plantea como de ineludible realización es algo que inevitablemente desde hace algún tiempo se veía venir en lo referido a la necesidad de cambiar todo lo que deba ser cambiado, sin que se manifestara una respuesta práctica, efectiva y a tiempo por parte de las instancias correspondientes. Al contrario, en múltiples ocasiones, los que expresaron alguna opinión no coincidente con lo establecido al respecto de estos temas que hoy hacen crisis, han tenido que enfrentarse a la descalificación, el insulto y las amenazas incluyendo algunas acciones de coerción.

Pero lo que es inherente al movimiento de la vida llega siempre de manera inexorable más tarde o más temprano. Opino que ahora no es el momento para los rencores ni para los pases de cuenta de lo sucedido en el pasado, pero sí es imprescindible el reconocimiento previo de los errores para que puedan rectificarse y, evitar que los criterios enquistados e intolerantes se continúen imponiendo por encima de los demás. Es en realidad un momento de plantear soluciones teniendo en cuenta las verdaderas responsabilidades específicas, a los efectos de que no se repitan los problemas que hoy afrontamos y para que se tomen muy en consideración las opiniones de todos los que estamos directa o indirectamente inmersos en estos procesos, al objeto de encontrar consensos reales y no forzados por razón de un autoritarismo contra natura que podría empeorarlo todo. Lo que es necesario, necesario es, pero la forma de lograrlo debe ser efectiva evitando caer en los mismos errores de siempre o los nuevos que puedan surgir.

Lo que está en crisis es el centralismo excesivo que se desarrolló como consecuencia del denominado socialismo real que ha fracasado evidentemente. Es hora de que se acepte de que no hay una única forma centralizada de socialismo y que socialismo es el que verdaderamente resulta ser participativo, democrático y libertario con plena libertad de conciencia y de expresión; que además, hace realidad el principio de todo el poder para los trabajadores, lo que no constituye un concepto representativo, sino real, horizontal y de base que en el campo de la economía se manifiesta con el ejercicio del comunitarismo, el cooperativismo, la autogestión y la co-autogestión estado-trabajadores, así como por medio de las más amplias facilidades para las pequeñas empresas familiares y locales incluyendo la convivencia con otras formas privadas de producción y servicios que sean convenientes y/o necesarias, que no pudieran desarrollarse de manera distinta a su naturaleza y necesidad social, porque no sean factibles de realizarse desde las relaciones socialistas de producción por causa de razones materiales o técnicas; además de contar con una inversión privada que resulte realmente útil y beneficiosa por su aporte de capital necesario, tecnología y y/o mercados.

Lo importante es tratar de salir adelante con fórmulas efectivas de justicia social y equidad distributiva, teniendo en cuenta que serían muchas las personas y sus familias las que serán afectadas, que necesitan contar con las máximas garantías legales y de seguridad social, cuyos intereses deberían ser salvaguardados de la mejor manera y equidad posible.

Ante la adversidad hay que optar siempre a favor del pueblo en la base, poniendo los pies sobre la tierra y con un realismo político verdadero. Considero que es muy importante continuar participando con criterios constructivos, con una crítica positiva y con el apoyo a lo que sea imprescindiblemente necesario y justo en sus principios básicos y operativos. Opino que bien valdría la pena hacer camino al andar, porque de momento no hay muchas otras alternativas posibles. Así lo pienso y así lo publico.

Publicado en Por Esto! , el lunes 4 de octubre del 2010

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=46558



Contra los intentos de criminalización del derecho a la libre información y a nuestra labor informativa.

Comunicado del Colectivo Kaosenlared



Hace ya más de un año que ciertos sectores vienen intentando

criminalizar el derecho a la libre información de éste y otros medios

alternativos en el estado español, en una actitud más propia de una

dictadura que de un estado supuestamente democrático. Tales sectores

pretender ligar nuestra actividad periodística y de libre debate

político, cultural, social e ideológico con actividades ilícitas que

vulneran la legalidad e incluso los derechos humanos. Desde

Kaosenlared.net, queremos denunciar, una vez más, estos movimientos de

naturaleza exclusivamente política y que pretenden acallar las voces

libres e independientes en el espectro informativo del estado español.



Esta escalada represiva, claramente antidemocrática, ha tenido su

culminación, según hemos podido saber por las informaciones que se

vienen manejando en los últimos días, en la petición realizada por el

Ayuntamiento de Barcelona a la fiscalía para que se abran diligencias

contra Kaosenlared.net y otras webs de contrainformación, a objeto de

investigar una presunta apología de la violencia cometida por dichas

webs, a través de la cual poder actuar legalmente contra nosotros,

atentando contra la libertad de expresión, y promoviendo, tal cual ha

reconocido la señora Assumpta Escarp, el cierre de las webs.



Sin embargo, quienes se han embarcado en tan antidemocrática tarea,

deben saber que de poco les va a servir atentar mediática y hasta

jurídicamente contra Kaosenlared.net y los demás medios señalados por

el Ayuntamiento de Barcelona: si este medio fuese cerrado, vulnerando

toda la legislación española e internacional en materia de libertad de

expresión, otros medios recogerán el testigo y continuarán la batalla

por la libertad de opinión. Su propósito, en todo caso, sólo servirá

para demostrar, una vez más, que la democracia en el estado español ni

está, ni se le espera.



Este intento de poner límites a la libertad de expresión parece

ignorar además que existe una legislación al respecto, legislación que

expertos en estos temas han expuesto en diferentes medios de

comunicación estos días. Una legislación que vuelca la responsabilidad

de los hechos imputables en los autores de los artículos, y no en los

medios que sirven como simple mecanismo de transmisión de los mismos.

La apología de la violencia, además, solo tiene encaje en el Código

Penal si se realiza por motivos racistas, antisemitas o ideológicos,

según dispone el artículo 510 y justamente nuestro medio es ejemplo en

la defensa de los derechos de las minorías y de respeto para todas

las ideologías democráticas. Por lo que entendemos que no se nos está

persiguiendo precisamente por tales motivos, si no más bien por algo

mucho más concreto: por ser un medio de comunicación al servicio de la

izquierda revolucionaria que no pueden controlar ni manejar a su

antojo los lobbys de presión capitalista. Mientras a la extrema

derecha se le conceden cada vez más licencias de radio y televisión,

a la izquierda revolucionaria se la quiere silenciar y condenar. Esa

es su democracia: la dictadura del capital.



Las informaciones y opiniones publicadas en Kaosenlared.net no pueden

ser controladas por ningún grupo de presión mediática vinculado al

poder capitalista, más allá de nuestra propia voluntad editorial. Lo

que ellos silencian, nosotros lo publicitamos. Lo que ellos vetan,

nosotros lo impulsamos. Lo que ellos censuran, nosotros lo publicamos.

Sobre lo que ellos mienten, nosotros decimos la verdad. A los que

ellos quieren callar, nosotros les damos voz. Somos todo un peligro,

sin duda, para los eternos defensores del pensamiento único. No nos

extraña nada esta situación que estamos atravesando.



Desde Kaosenlared.net entendemos, pues, que se nos quiera “cortar las

alas”, e incluso podríamos llegar a entender que se nos quisiera

clausurar, debido a la emergente potencia que hemos demostrado en los

últimos tiempos, a la veracidad de nuestra información y a la

pluralidad dentro del espectro de la izquierda anticapitalista que

tenemos a gala representar. El enorme crecimiento mediático que

venimos teniendo en las últimas fechas no ha podido pasar

desapercibido para quienes hacen de la libertad de expresión un coto

privado con derechos de autor y con libertad de empresa, que no de

prensa.



Ante esto, Kaosenlared.net reafirma, una vez más, su compromiso con

la libertad de expresión y con la justicia social. Hemos abogado

siempre por la vía pacífica ante un estado y un estamento político

cada día más violento, autoritario y antidemocrático, y así seguirá

siendo. Nuestra lucha es en la batalla de las ideas y por la

información alternativa. No conocemos más armas que la palabra, los

argumentos razonados y el pensamiento crítico. Somos gente de paz.





ODA A LO QUE ME INSPIRA

Por Félix Guerra



Ojalá yo alcanzara a ser

lo que me inspira.

Ojalá me inspirara lo que quiero

alcanzar y ser.



¿Puedo ser o sería la cabalgadura

de mis ambiciones ¿ambicionar

es malo. Es malo ambicionar? y puedo o pudiera ser las ambiciones de mi cabalgadura? Escapo

de las palabras estocadas y/o centralizadas y me voy

a pie y a galope de los horizontes,

viento como el libre, aire como la independencia.



Prisionero he sido, respiré

entre cárceles de palabras escritas, pero hay imágenes y recados que no pudieron ni pueden sujetar.



Ser ojeado y perseguido ha sido mi mayor placer

(al margen de algunas sábanas y dorsos

de otro ser).



He huido hacia el único círculo protegido. El círculo protegido continuamente circula hacia mí,

se adelanta, y yo soy su único insaciable camino.



Nada se gana ni se pierde, más allá

de vivir y morir. Y entretanto, entre una puerta y otra, desafiar la autoridad que impide

al individuo ser su nombre.



Escapar y desbandar, ahora por pito

y ahora por flauta,

es mi virtud, mi mayor virtud. Y

mi pequeñez colosal y mi diminuta grandeza.



Me inspira ser yo y todos lo que no son yo.



Y si, sentado en las aceras, pierdo

combates cotidianos, nada me impide ganar

las últimas batallas.



OCTUBRE DE 2010

POEMAS DE LA SANGRE COTIDIANA

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