martes, agosto 17, 2010

PERIODISMO SIN ÈTICA, QUE NO SE PARA EN HUESO

Desde Venezuela



PERIODISMO SIN ETICA, QUE NO SE PARA EN HUESO


Con copia a Alcaldes y El Tiempo de Puerto La Cruz


Eligio Damas


Lo de la basura en la conurbación del norte anzoatiguense ya es de
película de terror y extrema gravedad; tanto que el presidente debería intervenir en el asunto. Decimos esto, como una manera de descargarnos, arriesgándonos a que se nos acuse de estar alimentando el centralismo al proponer resten funciones y responsabilidades a los alcaldes, lo que con gusto aceptaríamos si fuese para asignárselas a las comunidades. Pero es que con lo de la limpieza urbana no se juega; la salud es cosa de seguridad pública y quienes no recogen o impiden que se recojan los desechos sólidos, están atentando contra ella.
Por una cosa u otra, falta de compactadoras, vehículos apropiados, descontento de los trabajadores que deben recoger la basura, de quienes trabajan en el vertedero, habitantes de la zona aledaña a ésta y siga sumando, aquella se acumula en las calles de manera impresionante. Es obvio que los alcaldes, incluidos los opositores, no han sido eficientes a la hora de encontrar una solución adecuada a ese problema. Se reporta que en las calles de Lecherías, como en las de Barcelona o Puerto La Cruz, las bolsas de basura se acumulan y como árboles forman parte del paisaje. La llamada mancomunidad del ramo poco ha servido para resolver lo que ya no es una contingencia sino estado permanente y aterrador.
Entre las autoridades locales pareciera prevalecer la idea que eso no es asunto prioritario, lo que desdeciría mucho de ellas, pues hasta permiten que personas, aún teniendo motivos muy respetables, obstaculicen el acceso de los camiones que transportan la basura hasta que les venga en gana. La salud de la población por ser un derecho constitucional ligado al aseo urbano, no se puede agredir por razones ante ella baladíes.
Todo lo anterior lo hemos dicho para reconocer que existe el problema, admitir su extrema gravedad y trascendencia. Tanto que reclama de todos alguna manifestación para obligar, a quienes en él tienen responsabilidad, hagan algo o llamar a María.
No obstante, ese estado caótico, deprimente, absurdo, desidioso, muestra de ineficiencia e ignorancia e insensibilidad de quienes lo generan, hasta toleran y torean, no puede servir para que cierta forma de ejercer el periodismo, más interesada en hacer politiquería que en informar y formar a la población, dé rienda suelta a sus bajas pasiones.
El diario El Tiempo de Puerto La Cruz, cuya tirada es de gran magnitud, como lo es su penetración en los sectores populares, el día 08 de agosto próximo pasado, tituló a todo lo ancho de la primera página, de la siguiente manera:
“Hemos tenido que echar los residuos a la quebrada porque en la calle no caben”.
Cuando se lee el cuerpo de la noticia, se encuentra el lector que ninguna de las personas entrevistadas, pronunció exactamente esa frase. Pero no es esto lo importante. Descollante es como el titular, de manera subliminal, fortalece el mal y peligroso hábito de lanzar basura a las quebradas, lo que en las épocas de lluvia es causal de lamentables tragedias.
El titular ya no es como se pensaba antes, por el ”puritito” interés, como diría un mejicano, de vender el periódico, recurso que falta no hace al periódico oriental, para regocijo de sus propietarios, sino para impactar políticamente sin importar que de ese modo, nada pedagógico, se le hace daño a quienes dicen intentar favorecer.
Pasaron los tiempos, cuando la dirección y redacción del diario inventaban noticias sensacionalistas al extremo e inverosímiles, como la de la mujer con cachos y cuerpo cubierto de enmarañados pelos, que aparecía en los barrios populares de Barcelona y Puerto La Cruz, para venderle en un momento de decadencia.
Todo se explica por el rol que han asumido los medios de expresar el criterio opositor, tal como si fuesen de los más pedestres militantes. Lo que implica decir lo que sea y como sea, sin importar el cuidar de las formas, la veracidad de lo que se dice y mucho menos las consecuencias que puedan derivarse de ello.
La obligación del medio y periodista de contribuir en la mejor formación del ciudadano, lo que no tiene porque colidir con el libre pensamiento, pareciera no interesarles para nada.

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