martes, julio 13, 2010

LOS DESORBITADOS OJOS DE LEOPOLDO LÒPEZ VEN UN CAMBIO

Desde Venezuela



LOS DESORBITADOS OJOS DE LEOPOLDO LÒPEZ VEN UN CAMBIO

Su consigna novedosa, “contra el miedo vota blanco”

ELIGIO DAMAS

Si Leopoldo López ve a los lejos un cambio, éste viene. Ya no es porque Chávez lo proponga, lo diga y arree a todo el mundo, hasta a los burros manetos, que la cosa va cambiando, tanto que los ojos desorbitados como siempre, del primero, sin catalejo y binóculo tampoco, lo perciben.
El dirigente de “Voluntad Popular”, ¡vaya usted a saber que vaina es esa, cuántos la componen y los reales que USAID!, le declaró a Unión Radio que “ha visualizado, en distintas partes del país la decisión de dar un paso al frente para romper el miedo”. Pero fue más específico al señalar lo que ha visto, “la posibilidad de un cambio”, y agregó “ese es un síntoma que se está viendo en muchas partes de Venezuela”.
Tome nota el lector, cuyos ojos no se pegan al papel o pantalla como los del antes mencionado, que éste todo lo percibe por el sentido de la vista. Es constante en que ve, está viendo y visualiza. Por supuesto, cada quien aprovecha sus ventajas. A menos que, siendo capitalista, tenga conducta de pendejo. Cosa improbable.
El joven López, no es que sea un oráculo, menos una referencia a la cual muchos acuden buscando luces, porque en eso también la escualidez le agobia, pero sus ojos ven bastante y desde lejos.
El pareciera ver más que el común, porque como el lobo tiene ojos muy grandes “para verte mejor”.
Es pues ni más ni menos como un periscopio urbano. Un vigilante, tanto que pese a sus deseos que Chávez caiga, lo que ve o visualiza es cambios por todos lados y hasta en cada rincón de Venezuela. Sólo que si los ve, buenos ojos tiene, les interpreta al revés; la razón no le ayuda.
Los obispos, pese sus contactos con el más allá, lo que ven, oyen o sienten, nada tiene que ver con la verdad. Comunismo soviético, cerca de alambre, autarquía insuficiente, diablos y hasta la reposición de la santa inquisición, inventada por ellos, es lo que perciben en sus mentes míticas y cavernosas, que no tienen la visual platónica y mucho menos la de López.
López no; éste ve cambio en cada rincón donde mete la prolongación de sus glóbulos puyudos. En el país todo ha visualizado, no son vainas que alguien le contó. No, definitivamente no; ha visto todo. Dice que el burro es negro porque a los pelos que en las manos tiene, no se cansa de jorungarlos con los ojos.
Es tan visionario o vidente, pero de ver con los ojos, no con la imaginación, con la razón menos, que afirma que el 26 de septiembre es posible “se dé un cambio”, porque “es un síntoma que se está viendo en muchas partes”. Habla por lo visto de otro cambio, pues lo ubica en una fecha.
Uno que no es clarividente como él, por lo anterior, sospecha que habla, como ya dijimos, de otro cambio; porque que ha habido, hay y se anuncian cambios. Uno les ve, no tanto - es imposible - como López; oye hablar de ellos en el tono cantarino de los pueblos, blasfemar de egoístas, los siente por la piel, volar presuroso de las golondrinas y ondulaciones de la madre tierra.
Pero López, asocia el cambio último que menciona, con la palabra miedo.
Dice que para lograr el cambio que percibe hay que “dar un paso al frente para romper el miedo”. Además, cosa de gente visionaria, descubrió que el venezolano no pasa hambre por falta de comida, sabe bien que abundan los mercales, pdvales que la venden bien barata y las casas de alimentación, sino porque “le da miedo alimentarse”. Siendo esto cierto, sería el único país del mundo que eso hace. A menos que a todos ellos, quienes creen en las prédicas de López, por ese miedo se les amarga la vida, ven visiones espantosas y blasfeman; al comer sufren indigestiones y diarreas espantosas. Siendo así, estarían López y los suyos, en un círculo vicioso. Tienen miedo de sus visiones inducidas y miedo que el comer con miedo les enferme.
Pero López, quien salió, según he leído por allí de aquel grupo fascista que los adecos clausuraron por contrario a elementales principios democráticos, sigue fiel a sus viejas ideas juveniles; el miedo es libre y su consigna.
Casualmente, como los adecos, sus antiguos adversarios, ahora, más o menos novedosamente, viendo las cosas como están suspira y dice, “contra el miedo, vota blanco”.

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