viernes, abril 16, 2010

PARAMILITARISMO, TERRORISMO VS GUERRILLAS COMUNICACIONALES

Desde Venezuela


PARAMILITARISMO, TERRORISMO VS GUERRILLAS COMUNICACIONALES


ELIGIO DAMAS


La cola para pagar el recibo de teléfono estaba larga y lenta. El local del Hipermercado Bicentenario, aquí en Barcelona, donde funciona una taquilla de CANTV, estaba acalorado.
Aquellas circunstancias estimularon a un opositor militante a hablar mal del gobierno. Porque hacer esto en cualquier espacio, por lo menos donde uno comúnmente se moviliza o acude, es casi un deber o incontinencia y la habíamos creído, en veces, una manera de acelerar el tiempo y espantar el aburrimiento.
Quien primero habló, lo hizo con la intención de averiguar, si es que nada sabía, de la posición política del de adelante o el de atrás. Dos son buenos para los fines que se siguen. Los soliloquios no son bien percibidos.
Habiendo mirado a lo largo y ancho del negocio ahora del gobierno, dijo, como quien hace un comentario inocente:
“Esto si está cambiado”.
Pero hizo un agregado, como quien deja caer una migaja en el camino que sirva de pista:
“Aquí hace un calor horrible. Antes no era así”.
Este comentario le reportó lo que buscaba; para suerte suya, el de adelante y el de atrás, estaban en lo mismo. Y así el trío, a voz en cuello, se dedicó a hablar mal del gobierno. Mientras la mayoría en la cola, como es habitual, callaba o hablaba de otras cosas.
Hace unos seis meses, escuché a un amigo decir que esa conducta generalizada, a lo largo y ancho del país, es parte de un guión elaborado por una fracción opositora.
Se trata, sin duda alguna, obedezca o no un plan fríamente concebido en un partido o agencia publicitaria, siendo de la oposición, de la actuación de un “paramilitarismo comunicacional”, sinónimo de terrorismo. Y lo es porque, en gran medida, difunde noticias falsas destinadas a generar angustias, desespero, desestabilización y hasta temor.
En una cola, días después de semana santa, un “universitario”, según se definió, y por ello “muy sabio e informado”, gritó entre otras inventivas que “que se perdieron días sin trabajar, porque este gobierno promueve la flojera y el consumo eléctrico aumentó bárbaramente”.
Se refería al hecho que el gobierno nacional decretó como feriados lunes, martes y miércoles de semana santa, con la intención de ahorrar energía y aliviar la represa del Guri. Contrariamente a lo que comentó el estudiante, la cifra de ahorro prevista por el gobierno se alcanzó con holgura.
Hay una organización paramilitar comunicacional, de Autodefensas Unidas o Contra – aquella organización militar que los gringos armaron para combatir al gobierno del Frente Sandinista – que opera a favor de la oposición y difunde mentiras. Aparte del grueso que lo componen los sistemas informativos escritos y audiovisuales.
En la red se puede encontrar, sólo escribiendo la palabra Gurí, un reportaje de El Nacional, en el cual se asegura mediante informaciones u opiniones dadas por técnicos”, que para el 6 de abril próximo pasado, la represa estaría cerrada.
Hay pues una guerra comunicacional de baja entraña, sin moralismos ni respeto por nada, contra el gobierno y lo que es peor contra el pueblo. Tienen su artillería pesada, toda la tecnología de largo alcance porque el capital sale a defenderse así mismo y lo que cree pertenecerle. No hay principios, gloria ni nada que no sea obsceno.
Por eso es falsa e hipócrita la reacción contra el uso de las llamadas “guerrillas comunicacionales”, las cuales ejercerían el derecho inalienable de llevar su mensaje.
Al margen que la palabra guerrilla sea o no la más adecuada, ya se venía utilizando para el mismo fin, mientras se habla de implementar las comunicacionales, es evidente que la oposición y particularmente el capital, han venido sistemáticamente haciendo “paramilitarismo comunicacional”, que por su estilo y contenido, no sólo busca ganarles adeptos, desmoralizar a partidarios del cambio sino fundamentalmente a atemorizar.
Porque la comunicación está desempeñando un papel trascendente en el combate por el control del poder. Cada clase o sector político, hace uso de ella. Agarrarse de una palabra, mal o bien concebida, para desacreditar al adversario, no solamente es mala fe, arte sino gazmoñería e infinita hipocresía. Y es sin duda, un buen uso, decir que es más de lo mismo.
¡Cómo desearía que el partido tomase para sí la tarea! ¡Es más, que fuese intensamente crítico e inconforme como una guerrilla! ¡Que se enguerrille pues, se vuelva crítico de la información que recibe y ayude al desarrollo crítico de quienes suelen ser pasivos!

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