viernes, marzo 19, 2010

¿FALCÓN, EN MANOS DE LA DIVINA PASTORA O DE PASTORA MEDINA?

Desde Venezuela


¿FALCÓN, EN MANOS DE LA DIVINA PASTORA O DE PASTORA MEDINA?




ELIGIO DAMAS


“Me tengo que reencontrar con Andrés (Velásquez) y la gente de AD”, dijo recientemente Pastora Medina, justamente al presentar su pre candidatura a Diputada, ante la Mesa de la Unidad, llevada por el Partido Podemos. Si uno no lo ve y hasta escucha, no lo cree.
Es decir, uno podría pensar que el destino de Pastora, presentada a las primarias de la oposición por un partido que necesita ayuda, algo como pedirle a quien nada tiene, no está muy claro. Tanto que aspira con saudade reencontrarse con Andrés Velásquez, quien también está íngrimo y solo o “solíngrimo”, pero también con la “gente de AD”. Pastora ha ligado su destino a este partido, al cual se pasó la vida combatiendo. A los suyos, sus amigos, compañeros y familiares cercanos, enseñó con su prédica y acción que, a quienes ahora quiere acercarse para que le tiendan la mano y le permitan respirar, había que combatirles por malos hijos de la patria. Y se pasó su juventud en eso. Ahora, pasados los años, apagado el fuego del corazón y prevaleciendo los cálculos, quiere reencontrarse con quienes nunca antes se había encontrado, salvo para caerles a piña.
Ahora AD, la única cofradía opositora que algunos votos tiene, cambió el rostro para Pastora, quien la ve llena de virtudes, menos entrada en años que ella y espera con fervor que algo a su favor le tiren. Pero la “gente” con quien quiere reencontrarse, como buenas descendientes de Betancourt, no olvidan ni perdonan y menos premian a quienes aunque sólo sean sus “ex enemigos”. Porque “adeco es adeco hasta que se muere”, como dijese con orgullo el brujo de la pipa. Son vainas de los pusilánimes y advenedizos; se pasan la vida blasfemando cual incrédulos y llegado el momento de los estertores, se acuerdan de Dios y Santa Bárbara.
De modo que los ingenuos deseos de Pastora, pese a que ella piense que hace una habilidosa jugada, no pasarán de allí. A “otro perro, con ese hueso”, ya murmuran los adecos de Bolívar, quienes por cierto siempre dieron muestras de no ser pendejos ni que se les aguasen los ojos.
Mientras Pastora Medina, mendiga ante a AD por unos votos, que no los tienen Andrés Velásquez ni Podemos, allá en Barquisimeto, Henry Falcón, ha declarado que su destino lo pone en manos de la “Divina Pastora”.
Pastora se juega con AD y Henry con la “Divina Pastora”.
Pero que Pastora llegue de nuevo a la Asamblea Nacional, para desgracia suya y por sus malos pasos, depende de AD. Henry Falcón encomienda su destino a la voluntad divina y no a su talento político- ¡que algo debe haber!- mediante la formulación de un proyecto pertinente y con posibilidad de ser exitoso para superar las deficiencias que atribuye a Chávez y arrebatar a éste su indiscutible liderazgo.
No obstante, como Falcón, quien según tuvo antes de abrirse de capa, como dicen en la jerga del toreo, sus contactos secretos, nada de raro tiene que con gente como la Pastora de Guayana haya hablado. Y en este caso, en verdad, la Pastora que menciona es como la Medina.
Por eso el encomendarse a personas cual la Pastora grisácea y visceral de San Félix, podría ser que el reencuentro de ellas con la gente de AD, implique buscarle al gobernador de Lara, lo que en alguna oportunidad se ha hablado, respaldo en el bando opositor para su posterior candidatura presidencial. Es una versión de eso que han llamado “chavismo sin Chávez”.
Es poco probable que la Divina Pastora, en su grandeza y capacidad para prever cosas más allá de lo humano, se meta en medio de este enredo que divide sus feligreses y partido tome. Menos para voltear un destino “que Dios ya determinó”. Eso lo hacen sin pudor ni respeto alguno los sacerdotes de la Conferencia Episcopal Venezolana (CLE), al fin y al cabo son hombres, tan débiles como cualquiera de nosotros. Ya un cura, lamentablemente muerto, quiso usar a la amada virgen de Barquisimeto con fines politiqueros y fracasó.
La Divina Pastora no va a abandonar a su pueblo para labrarle un camino exitoso en la política a Henry Falcón, que pasaría por dañar a aquel. Y eso, éste bien lo sabe. Uno piensa entonces que la Pastora a quien le encomendó su destino es como la de San Félix. ¡Y qué bien ésta se lo labraría, hablando con Andrés Velásquez y AD!
¿Si Pastora se encomienda a AD, por qué dudar que Falcón de ella se guinde?
¡Mejor no podía ser!

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