domingo, septiembre 13, 2009

HUMOR NEGRO EN EL PENTÁGONO

Desde Venezuela


HUMOR NEGRO EN EL PENTÁGONO



ELIGIO DAMAS



Quizás, ¿quién sabe?, eso del humor negro en el Pentágono, algo que ver tenga con John Negroponte. Porque tal apellido para identificar al funcionario gringo, en sí mismo, es como un sarcasmo. No es insensato creerlo porque la vida y actuación del mencionado se ha desarrollado en medio de nubarrones, oscuranas y la muerte. Por donde ha pasado ha dejado el esterero, la discordia e instalado, según lo expresan diversas fuentes, el terrorismo y las prácticas contra derechos humanos. De modo que Negroponte, que más bien deberíamos llamar Gringoponte, por decencia, trataría de ponerle gracia oculta a la tragedia. Como quien le pone su piquete al revés a la bola de billar
Porque es humor negro puro aquello que Estados Unidos haya certificado al gobierno de Colombia como respetuoso de los derechos humanos.
Es pues una desbordante manifestación de cinismo que el Pentágono se considere con autoridad moral y política para hacer semejante certificación. Y lo es más, cuando Estados Unidos, Pentágono de por medio, está en deuda con el mundo por las constantes violaciones a esos derecho donde se encuentren o pasen sus fuerzas. Los vejados y torturados de Guantánamo, Irak, las persecuciones a periodistas y opositores en su propio territorio, genocidio en Vietnam, los bombardeos a hospitales, escuelas y poblaciones indefensas en los pueblos árabes, el bochornoso levantamiento del muro en la frontera con Méjico y paremos de contar. Con todo y eso, uno se quedará corto.
El pentágono, con su probada hipocresía, se cree competente y con moral para certificar a Colombia. ¿Desde cuándo es sensato poner a perro cuidar carne?
En el gobierno de Bush, la mayoría parlamentaria no había dado el visto bueno a la firma del TLC con Colombia, alegando las abundantes y reiteradas violaciones de derechos, sobre todo contra campesinos y trabajadores, que en ese país y bajo el gobierno de Uribe se producen. Para la Confederación Sindical Internacional, Colombia es el país donde más se asesinan a trabajadores por actividades en defensa de sus derechos. Los llamados "falsos positivos", que no son más que asesinados por las fuerzas públicas y hasta los mercenarios, acusados falsamente de ser “guerrilleros en combate”, según la ONU, para este año pasaron de centenares.
El número de desplazados hacia los países vecinos, aventados por las fuerzas públicas y la guerra, alcanza límites ostensibles.
Es decir, los derechos humanos en Colombia, no parecen estar muy garantizados, tanto como para que alguien le dé a su gobierno una certificación que le haga aparecer como una blanca paloma. La ONU, un organismo que podría hacerlo por su rol de plurinacional, no se atrevería por lo que conoce a través de su comisión respectiva. Las circunstancias mismas de guerra en la que está envuelto el país vecino y el conocido proceder de sus fuerzas armadas en las fronteras, no hacen juicioso pronunciamientos como ese de la certificación
Pero el Pentágono, a quien nadie en su sano juicio y en proceder decente y recto, daría una carta de buena conducta, tiene el “tupé” o las santas carambolas de otorgarle a Colombia la certificación ya comentada.
En virtud que el Congreso sólo autorizaría el inicio de la entrega del financiamiento acordado para el Plan Colombia, a que en este país se respeten los derechos humanos, el gobierno de Obama, optó por cobrar, darse el vuelto y emitir un documento más falso que un billete de tres dólares.
De esa manera bufa, el Pentágono, Obama y el Congreso, resuelven un problema que hiere la sensibilidad de mucha gente, como premio a Uribe, por su “gentileza” de prestar su territorio para asentar las bases gringas. Además, es demasiado obvio que Obama, como Uribe, es un preso.
Si no se tratase de un asunto que envuelve una tragedia y ofende la dignidad de los pueblos, uno soltaría la risa. Esa certificación tiene mucho de chistosa.

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