martes, abril 14, 2009

EL HURACAN OBAMA APUNTA A CUBA

ENRIQUE PEREZ OLIVA
corresponsal en la Habana de monitorhavana . Mèxico
Cambios en La Habana
El 'huracán' Obama apunta a Cuba
Cambios inminentes en la relación entre Washington y La Habana - El aumento de visitas a la isla al eliminarse las restricciones supondrá un reto para el régimen
MAURICIO VICENT - La Habana - 12/04/2009

Si Barack Obama fuese un huracán, en estos momentos podría estar cerca de La Habana... Numerosas variables así lo indican. Las presiones de América Latina sobre el presidente de Estados Unidos para que levante el embargo a Cuba nunca han sido tan grandes.

Si Barack Obama fuese un huracán, en estos momentos podría estar cerca de La Habana... Numerosas variables así lo indican. Las presiones de América Latina sobre el presidente de Estados Unidos para que levante el embargo a Cuba nunca han sido tan grandes. Y nunca antes, ni siquiera con los Gobiernos demócratas de Jimmy Carter y Bill Clinton, la posibilidad de un acercamiento bilateral ha estado tan próxima. Lo demanda la coherencia del Obama con su propio discurso dialogante, y lo posibilita el cambio de la correlación de fuerzas dentro y fuera de Estados Unidos. Cuba, sacudida por la crisis y gobernada por un liderazgo histórico que llega a su final, lo necesita.

Más temprano que tarde, Washington y La Habana están obligados a entenderse. Y en el complejo fenómeno del deshielo y de la evolución de Cuba, el factor Obama es clave, opinan diplomáticos y analistas.

Sólo han pasado unos días del viaje a la isla de un grupo de congresistas demócratas opuestos al embargo. En un gesto hacia Washington, fueron recibidos por Raúl y Fidel Castro. Ahora toda la atención se centra en la próxima cumbre de las Américas, que se celebrará en Trinidad y Tobago entre el 17 y el 19 de abril.

En vísperas del encuentro, Obama podría eliminar las restricciones que existen para que los cubanoamericanos viajen a la isla y envíen remesas a sus familiares. Sería un gesto de acercamiento a Cuba, pero también hacia la región, y afectaría a un millón y medio de exiliados.

Según un economista cubano, si ello sucede se triplicarán los viajes de los emigrantes, que hoy rondan los 130.000 anuales, sumadas las visitas legales e ilegales. Si la crisis lo permite, cerca de 400.000 cubanoamericanos podrían viajar a la isla cada año. Un reto político para La Habana.

Fidel Castro dijo esta semana que no teme al diálogo con Estados Unidos y que su país no necesita de la "confrontación" para existir. Llamó "tontos" a los que así piensan, aunque muchos en su país piensan así y dicen que el embargo le ha sido muy útil para gobernar al ex mandatario.

De cualquier modo, hoy hay que hablar con extrema cautela, pues todo está cambiando en el ajedrez político bilateral. Lo que antes no parecía posible -o parecía fácil de sabotear- hoy cobra fuerza. Por ejemplo, el Congreso de Estados Unidos debatirá dos proyectos para levantar las restricciones que impiden a los norteamericanos viajar a Cuba.

El Caribe es visitado anualmente por 22 millones de turistas. Más del 50% son norteamericanos. Diversos estudios en Estados Unidos indican que el primer año podrían visitar La Habana un millón de estadounidenses, y después hasta tres millones anuales. Si la veda fuera levantada en Washington -cosa que aún no está clara-, las relaciones entre ambos países se transformarían sustancialmente aunque nada más se tocara del embargo. También cambiarían cosas dentro de Cuba... Observadores y diplomáticos aseguran que tanto Cuba como Estados Unidos prefieren que el acercamiento sea más bien "lento", pues nadie está interesado en perder el control de los acontecimientos. Pero de que las cosas van adelante, van.

"Si me hubiera preguntado hace algunos años, le habría respondido diferente, pero hoy la respuesta es sí: Cuba está interesada en la normalización de las relaciones con Washington, aunque ello suponga un riesgo y cambie el escenario interno", afirma un analista cubano. Agrega que hay un elemento que distingue este momento de otros: "La dirigencia histórica, la que hizo la revolución y sacó la bronca con Washington, quiere que el deshielo también se produzca con ellos, no con sus hijos o nietos después de su muerte".

Otra razón es económica; "Cuba se beneficiaría considerablemente del fin del embargo", dice. El año pasado la isla importó de Estados Unidos cerca de 500 millones de dólares (alrededor de 380 millones de euros) en alimentos sin ningún tipo de créditos. Ni hablar de los efectos en el turismo, que hoy representa la segunda fuente de ingresos del país.

Ahora todo depende de los próximos movimientos de Washington y La Habana en la cumbre de las Américas, reunión que convoca Estados Unidos con los países del hemisferio, excepto Cuba. Washington ha expresado su deseo de que este encuentro no se centre en el tema cubano.

La preocupación es natural. En los últimos seis meses una decena de presidentes latinoamericanos ha viajado a Cuba y ha condenado el embargo. Entre ellos hay pesos pesados, como el brasileño Lula; aliados naturales como Rafael Correa, de Ecuador; las mandatarias de Argentina y Chile, Cristina Fernández y Michele Bachelet; y por supuesto también el venezolano Hugo Chávez, quien el viernes viajó a La Habana para coordinar posiciones.

La cumbre de Trinidad y Tobago será una mesa de juego. Cuba podrá elegir presionar a Estados Unidos o darle margen; Washington descubrirá también alguna de sus cartas.

Funcionarios cubanos admiten que muchas políticas y movimientos económicos se dibujarán en la isla cuando se conozca el alcance del huracán Obama. No se puede descartar ninguna jugada.

Hace cinco años pocos habrían creído que una influyente organización del exilio como la Fundación Cubano-Americana iba a describir el embargo como "un símbolo" del que se podría prescindir, como acaba de afirmar esta semana. Eso sí, la organización ha dejado claro que hay que mantener el embargo hasta que se garanticen las libertades y los derechos humanos de los cubanos.

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