miércoles, septiembre 03, 2008

DE CUANDO MASTER CARD TUMBÒ A ROBERTO CLEMENTE

Desde Venezuela


DE CUANDO MASTER CARD TUMBÒ A ROBERTO CLEMENTE


ELIGIO DAMAS

Blog de Eligio Damas

La democracia norteamericana es sólida, se dice con facilidad y como con sensatez. Según quienes poco la conocen, por superficiales o falta de sentido crítico y quienes sólo presumen, la cultura gringa rinde culto a las mayorías y los resultados electorales. Pero en todo caso, aceptando que así sea, parece una noble actitud de allá dentro, porque cuando de las naciones de fuera se trata, depende de quién haya ganado las elecciones. Si duda, recuerde a Allende y como la ITT y otras empresas, con la anuencia oficial gringa, pusieron todo su empeño por tumbarle; pese el inobjetable origen del gobierno. Y Chávez es otro ejemplo, hay demasiadas evidencias que en el golpe de abril del 2002, el gobierno norteamericano estuvo metido más allá de las orejas.
Porque cuando se trata de defender sus negocios frente a terceros, no se paran en engorros democráticos. Y por ese mercantil principio, usaron la política del garrote en este espacio que llama su patio trasero. También tumbaron a Juan José Arévalo, Rómulo Gallegos, Juan Bosch, etc. Y créame, la lista es larga pero me falta espacio. Sin mencionar las reiteradas intervenciones militares directas o invasiones.
Y hasta Master Card, dueña de la vida de millones de tarjeta habientes, por esta cultura que emana del estado o sevicia de sus políticos más influyentes, se confabuló para darle un golpe de estado al talentoso y legendario pelotero latinoamericano Roberto Clemente.
Pareciera mentira, pero hasta en el béisbol, los gringos sólo reconocen lo que les convenga y dan golpe de estado. Quitan y ponen a la fuerza. O para decirlo con más propiedad, los intereses mercantiles del capitalismo no se paran en hueso. ¡Así será el negocio! Y aquella vez, cuando ningunearon a la estrella de Puerto Rico, me causaron una gran frustración y dilema.
Unos años atrás la empresa que administra la célebre tarjeta de crédito, llamó a un concurso o consulta, para que quienes usaban ese instrumento votasen para escoger lo que llamaron el equipo de béisbol del siglo veinte. Los escrutinios produjeron un resultado que los gerentes de aquella empresa no esperaban. La mayoría de los votantes, de manera ostensible, seleccionó para el jardín derecho a Roberto Clemente.
Master Card, hechas sus cuentas y proyecciones, sentenció que no podía dejar fuera del equipo de este siglo a Stan Musial, el ídolo de San Luis. Y a Clemente, nacido en Puerto Rico, de ñapa negro, le sacaron para meter a Musial, pese que a éste aventajó con más de once mil votos. Otras de las razones que movieron a la gente de Master Card tomar aquella democrática decisión, muy a gusto de la mentalidad gringa y sobre todo del oficialismo y las empresas capitalistas, es que había y hay más tarjeta habientes en aquella ciudad del norte que en la isla caribeña.
¡Y que vaina me echaron! Porque, como en otra oportunidad dije, cuando anuncié con alegría mi voto por Gustavo Pereira para la Asamblea Constituyente, de niño soñé ser como Stan Musial, el “cardenal mayor”. El zurdo del jardín derecho y dominio perfecto de la zona de home. Un jugador maravilloso, a quien casi al final de su brillante carrera, los pájaros rojos colocaron en la inicial para aprovechar su habilidad de bateador. Y allí también jugó con clase.
Más tarde, cuando ya Musial era una consagrada figura, llegó a las grandes ligas otro de mis ídolos, Roberto Clemente. Como Musial cuidó la pradera derecha. Bateador insigne, de brazo portentoso y piernas veloces. Hábil como pocos en todos los aspectos del juego. Un latinoamericano a carta cabal que usó su prestigio, su rol de estrella y recia personalidad para defender el honor y los derechos de los peloteros de esta parte del mundo. El mismo que protestaba con rabia ante los periodistas por ignorar o silenciar las hazañas, en un momento dado de otro gran pelotero latinoamericano David Concepción, a quien llamaban “el flaco” pero resaltaban el hit solitario sin consecuencias de Pete Rose, en la “maquinaria roja”.
Nos tumbaron a Roberto Clemente, en un gesto típico de la polìtica del gran garrote, no de democracia, menos de béisbol, pero si mercantilista y, de contrabando, metieron a Musial, que por clase tiene todo el derecho del mundo a estar entre los grandes peloteros del siglo. Pero es feo que le hubiesen usado para hacer una trampa y violentar un derecho.

BLOG DE ELIGIO DAMAS, 3-09-08

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