miércoles, mayo 14, 2008

CORONEL MANUEL SANGUILY Y GARITTE, HERMANO DEL MAYOR GENERAL JULIO SANGUILY

PERIODICO 26 DE LAS TUNAS

Las palabras como lanzas
Por Ivette Leyva García

Cuando el joven Manuel Sanguily abandonó la casa de su protector, sus allegados debieron pensar que se trataba de un acto de rebeldía propio de todo adolescente. De seguro esperaban que las tribulaciones de la vida lo obligaran a regresar y doblegarse a la voluntad de su tutor: hacer carrera militar en España.

Manuel Sanguily y Garitte (26 de marzo de 1848-23 de enero de 1925).

Pero esto no sucedió. El rechazo de Sanguily a participar del mecanismo de subyugación de la metrópoli española, sin haber arribado aún a la veintena de años, sería el primer acto de una existencia dedicada a la lucha por la independencia de Cuba.

Su actitud irreverente halló un canal propicio en la palabra escrita. Prosas incisivas, de análisis críticos, reflejaron su inconformidad con el estado de opresión y evidenciaron su propensión al debate.

Durante la Guerra de los Diez Años, mientras cumplía todo tipo de acciones militares que incluso lo elevaron al rango de coronel, colaboró con publicaciones insurrectas, como La Estrella Solitaria, El Cubano Libre y Boletín de la Guerra.

El hecho de alternar con otras misiones le impidió a Sanguily concentrar sus energías en el frente intelectual durante esta etapa. Por ello, su aporte en este campo se hace más visible y significativo en periodos posteriores.

Así lo constata la publicación Hojas Literarias. Fundada y editada por Sanguily a punto de iniciarse la guerra del 95, fue dos veces acusada por apoyar sin ambages la causa independentista.

Sin embargo, va a ser el desconcierto por la revolución frustrada y la intervención norteamericana al final del conflicto cubano español, el factor que propicie un realce de su voz como nunca antes, y como pocas en el momento.

De ello son prueba los 66 artículos editoriales publicados en el periódico La Discusión durante 1899: los mismos que, pese a su alto valor político, Sanguily todo el tiempo pretendió desconocer auxiliándose del anonimato.

Uno de los motivos de esta negación pudiera radicar en las impurezas estilísticas que, con respecto al resto de su obra, presentan dichos artículos.

La intensa actividad que llevaba a cabo Sanguily como redactor principal de este periódico, desde el cual denunciaba las verdaderas intenciones de la potencia "mediadora" y arremetía contra quienes la apoyaban, no le dejaba el tiempo suficiente para someter sus textos a la exquisita revisión acostumbrada.

La trascendencia de estos artículos, sin embargo, radicaba en la fuerza de su enojo, en la acritud con que Sanguily describía el afán injerencista. En su editorial Delirio y realidad, alertaba: "lo mismo es tener que ir a Washington a pedir lo nuestro en inglés, que tener que ir a Madrid a pedirlo en castellano".

En otro, denunciaba desde el título ¿Intervención o Absorción? los verdaderos propósitos hegemónicos de la potencia norteamericana: "Con las armas americanas pretenden impedir que seamos cubanos. Con la lengua de los americanos pretenden que ni lo queramos siquiera..."

Desde que se oficializó la república neocolonial, sus discursos dejaron de prevenir la dominación y se concentraron en atacarla abiertamente. Así lo verifican sus intervenciones ante el Senado en marzo de 1903, en contra del Tratado de Reciprocidad Comercial y la venta de tierras a extranjeros.

Aun en el último artículo que publicara, meses antes de su muerte, Sanguily daba constancia de su afán sin tregua por iluminar el juicio de los cubanos ante la realidad de la mediatización, y de su fe en la palabra como haz esclarecedor

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