miércoles, diciembre 12, 2007

DE LA DERROTA A LA VICTORIA, NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

DEBATE VENEZOLANO


DE LA DERROTA A LA VICTORIA, NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

Eligio Damas

Las cifras del 2D parecen decir que la oposición obtuvo una victoria. Con ella impidió que la propuesta constitucional del presidente Chàvez, pasase. Pero al mismo tiempo, como efecto del mismo resultado, admitió la legitimación de la Constitución del 99, elaboración de este proceso, a la que antes había satanizado. Es más, en el curso del debate, los opositores, pasando por la alta jerarquía eclesiástica, argumentaron innecesario modificarla, porque ella no solamente era excelente, sino de las mejores del mundo.
Es decir, por esto, se les cayó uno de los primeros argumentos que han usado contra el proceso bolivariano.
Todas las fuerzas opuestas al gobierno, aupadas y entrelazadas por factores externos, tenían un plan B. El acuerdo inesperado de última hora que llevò a casi todos, menos a Escarrà y a Pérez Esclusa, a llamar a votar, aún creyendo que perderían en las urnas, era la base para justificar las acciones posteriores destinadas a crear un caos o sensación de guerra civil que desencadenase algún acontecimiento que sacase a Chàvez del poder. El plan Tenaza, denunciado a tiempo y los llamados a rebelión civil, dìas antes del referendo, hechos por personajes distintos a los ya mencionados, el corre y corre, entre primera y segunda de un UNT de Manuel Rosales, que duró hasta pocas horas antes del acto comicial, confirman la existencia de la baraja en la manga opositora.
El resultado electoral dado la madrugada del lunes 3D, tumbó también la intención de guarimbear y de incendiar a Venezuela.
Los resultados electorales, si no le gusta a la oposición que les llamemos pìrricos, uno podrìa con tranquilidad y elegancia sin provocar escozor, que fueron estrechos. Hasta se podrìa decir, como en el lenguaje tanguero y de la hìpica, “por una cabeza”. En estas circunstancias, un gobierno autoritario, que controla al CNE, como calificaron al gobierno nacional a los cuatro vientos de la patria y del planeta, con respaldo popular y militar indiscutibles, como ha sucedido en muchos casos en nuestro continente y en el mundo, hubiese ordenado maquillar los resultados. Pero se puso de manifiesto el talante democrático del gobernante venezolano y pese a lo reñido del conteo, se adelantó a admitir que las cifras favorecían al adversario. Y esto tiene una explicación, en ningún caso era saludable que la propuesta de reforma se aprobase en medio de tanta incertidumbre. De hecho, esa circunstancia le hubiese quitado fuerza y empuje al instrumento.
Otro rosario de argumentos, manejado en la calle, en organismos internacionales, de manera persistente por los medios, al bando opositor se le fue por los suelos. Chàvez no es un autócrata, en Venezuela no está instalada una dictadura y hay libertad absoluta de prensa y expresión del pensamiento. ¿Cuántas mentiras dijeron sobre el proyecto de reforma? Todavía a lo largo de las calles, hay millones de afiches cuyos mensajes falsean lo propuesto. Los elaboraron, distribuyeron y pegaron sin que nadie les perturbase.
Los contrarios al gobierno inundaron los medios, las instancias internacionales, la mente de la gente que les sigue y la opinión pública nacional e internacional, con la idea que el CNE, organismo rector electoral de Venezuela, era algo así como “La Cueva de Alí Babà”. Dijeron que a Chàvez no se le podía ganar una elección porque el árbitro era ladrón y de paso un pelele de aquel. Y siendo así, no era valedero participar en jornadas electorales. Por eso se abstuvieron de intervenir en la escogencia de los miembros de la Asamblea Nacional. Y siendo así, estaba más que justificada su política, según la cual la única salida, era tumbar a Chàvez, por un golpe militar clásico, una intervención externa o apelar a las novedosas manifestaciones encarnadas en el movimiento estudiantil, que pudiesen desencadenar cruentos acontecimientos.
El CNE contó los votos con pulcritud. Los resultados revelaron que el sistema electoral es absolutamente confiable y que si los opositores, proceden conforme a las pautas democráticas, hasta podrían acceder al poder con libertad si el soberano así lo determina.
Es decir, ya no podrán seguir diciendo por las cuatro esquinas, que el CNE es tramposo y al servicio de la dictadura. Otro argumento que a la oposición se le cayó.
El gobierno nacional se revitalizó. La opinión internacional, para muestra basta un botón, tomemos en cuenta lo sucedido en la OEA, hoy está consciente que en Venezuela hay un gobierno democrático y un presidente respetuoso del derecho. Que no son verdaderas las prédicas opositoras ni justificadas sus inocultables intenciones.
De ahora en adelante, toda acción de los opuestos al gobierno que viole la legalidad; cualquier trampa, como aquella de producir escasez alimentaría o toda gestión ante organismos internacionales todavía respetables, alegando el carácter antidemocrático, abusivo o irrespetuoso del gobierno nacional, de hecho queda descalificada.
¿Cómo seguir sosteniendo que aquí no hay libertades? ¿Cómo esperar que alguien crea que en Venezuela nadie puede opinar en privado o públicamente contra el gobierno?
Alguien dijo y razón no le falta, que posiblemente en algún espacio opositor, se esté maldiciendo este inesperado resultado electoral que desarmó toda la tramoya. Pues Chàvez sigue allí, con posibilidades ciertas de reconquistar su espacio y parte importante del arsenal que usaron y pensaban seguir haciéndolo contra él, se les fundió.
Y no hay mal que por bien no venga, porque a tiempo, el movimiento bolivariano ha podido descubrir sus debilidades. Y está obligado a revisarlo todo, hasta aquellas cosas que en veces parecen nimias u obvias. Los abstencionistas dieron un mensaje claro. No entendieron cabalmente la propuesta y no la asumieron. Por algo fue. Hay que ir por ellos con un rumbo y un ritmo nuevos. Es grandioso que no votaron por el bando opositor. Sus condiciones de clase le advirtieron, le prendieron las alarmas, y no le dejaron caer en las redes de sus enemigos históricos.

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