lunes, julio 23, 2007

TRISTE PARADOJA

TRISTE PARADOJA
Raul Sorondo

Durante el Régimen de Batista, dictador militar de Cuba durante los años de 1952 al
1 de Enero de 1959, además de la amplia y profunda corrupción que existía, hubo quienes torturaron y asesinaron a muchos miles de compatriotas. Por lo tanto era lógico que se hiciera justicia. Se creo el paredón de Fusilamiento. Burgueses, Obreros, Intelectuales y Profesionales aplaudieron la medida.

Mas adelante la Revolución tomo un rumbo que no todos los que lucharon en ella estuvieron de acuerdo. Hubo deserciones, conspiraciones, alzamientos y sabotajes. Como respuesta; fusilamientos y largas penas de prisión. El terror se impuso nuevamente.

En ese entonces, un hecho rutinario hace un profundo impacto en mi persona

En la cuadra donde yo vivía, vivían también dos señoras mayores, ambas abuelas, a quienes todos apreciábamos. Sus caras siempre reflejaban amor y comprensión, además eran fervientes admiradoras de la revolución.

Un día se corre la voz por la cuadra que había un contrarrevolucionario huyendo por las azoteas del vecindario. Salen a la calle los simpatizantes de la Revolución, estas dos abuelas incluidas, y empiezan a gritar Paredón. Miro hacia las abuelas y veo en sus caras
Horribles muecas de odio, como si esas amables abuelitas, de pronto hubieran sido posesionadas por el mismo Demonio. Esta impresión ha habitado desde entonces en mi mente.

En Miami, los promotores de la iracundia vertical se impusieron. La mirada hostil, el gesto duro, el lenguaje agresivo se hizo comunes.

Ahora, abuelo yo también, cuando alguien dice o hace algo que me incomoda y los músculos de mi cara empiezan a contraerse, pienso en las caras de aquellas abuelas y me contengo. Respiro profundo y siento que el pensamiento se me ensancha y un mundo distinto se proyecta en mi mente. Recuerdo que al principio todo fue por amor. Amor por el que padece, amor por la justicia, amor por la Patria. Triste paradoja

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